Radio.













Pregonero en las mañanas,
compañero fiel
en noches de adolescencia,
de madurez.

Sombra de la soledad
amante lánguido
conocedor de nuestros
Deseos.

Amigo en la tristeza
y en la alegría
aliado en aventuras
y en juergas.

Mil y una voces
en una pequeña
Cajita.

Días de playa
y amigos
la canción del verano
la balada con la que
nos enamoramos.

Noticias de la esquina
a miles de millas.
Radio, ondas
con las que crecí
y ahora sigo haciéndolo.

Legado de mi madre
que bulle en mi sangre.
En el trabajo
en el día a día.

Sueños de sinfonías
todo unido en una
sola voz que
recuerda
que no estás solo.



Imagen propia bajo la misma licencia que el Blog. 

Comentarios

  1. Aparte de ti, he conocido a bastantes personas que compartían esas ideas: la radio estaba ahí siempre, les hacía sentirse acompañados. Un abanico tan amplio que va desde mi abuela hasta a quienes veo hoy con los auriculares como si fueran parte física de sus orejas. Me gusta como lo has dicho, la forma breve e íntima de expresión.

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  2. Yo soy de radio de toda la vida. Buen poema.

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  3. :) en mi casa también la radio estaba encendida a todas horas, una buena compañía y trae musas para hacer poemas como este. gracias. un saludo.

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  4. Respuestas
    1. me alegra que te gusten las dos cosas, al final vamos a ser tod@s del club de la radio. un abrazo.

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  5. Me encanta la radio. Y como lo conviertes en poema, Leonor.

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    1. gracias Merit, yo también soy de el club de fans de la radio. Buen finde y un abrazo.

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