Pregonero en las mañanas,
compañero fiel
en noches de adolescencia,
de madurez.
Sombra de la soledad
amante lánguido
conocedor de nuestros
Deseos.
Amigo en la tristeza
y en la alegría
aliado en aventuras
y en juergas.
Mil y una voces
en una pequeña
Cajita.
Días de playa
y amigos
la canción del verano
la balada con la que
nos enamoramos.
Noticias de la esquina
a miles de millas.
Radio, ondas
con las que crecí
y ahora sigo haciéndolo.
Legado de mi madre
que bulle en mi sangre.
En el trabajo
en el día a día.
Sueños de sinfonías
todo unido en una
sola voz que
recuerda
que no estás solo.
Imagen propia bajo la misma licencia que el Blog.
Aparte de ti, he conocido a bastantes personas que compartían esas ideas: la radio estaba ahí siempre, les hacía sentirse acompañados. Un abanico tan amplio que va desde mi abuela hasta a quienes veo hoy con los auriculares como si fueran parte física de sus orejas. Me gusta como lo has dicho, la forma breve e íntima de expresión.
ResponderEliminargracias :)
EliminarYo soy de radio de toda la vida. Buen poema.
ResponderEliminar:) en mi casa también la radio estaba encendida a todas horas, una buena compañía y trae musas para hacer poemas como este. gracias. un saludo.
ResponderEliminarMe encanta la radio. Y el poema.
ResponderEliminarme alegra que te gusten las dos cosas, al final vamos a ser tod@s del club de la radio. un abrazo.
EliminarMe encanta la radio. Y como lo conviertes en poema, Leonor.
ResponderEliminargracias Merit, yo también soy de el club de fans de la radio. Buen finde y un abrazo.
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