Tres

 




Eran tres. Dos dormían. Una estaba despierta. Se levanto en silencio y miró al cielo. Allí estaba aquella noche también la constelación del carnero. 

Desde siempre la recordaba en su vida, en sus sueños y aquella vez también la acompañarían en su último viaje. Caronte no vendría a buscarla ella se adelantaría. Antes de comenzar a subir la empinada ladera volvió a mirarlos. 

Sabía que si los hubiera dejado la hubieran seguido al otro lado. Pero ya habían sufrido todos bastante. Una guerra cruel y larga era suficiente. Sintió frio aunque todavía no habían venido las primera nieves.  

Mientras caminaba, la madrugada dejaba paso a la tibia mañana. Sacó el puñal de su bolsa y busco la entrada de la cueva. 

La moneda la llevaba colgada en el cuello. Cuando los primero rayos de la mañana comenzaron a calentarle la espalda la tierra tembló y la entrada se bloqueo. 

Seguían siendo tres.  


P.S La historia tiene tantas lecturas como lectores, es una ficción que se me ocurrió mirando al cielo una de estas noches. 

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