Piensas que todo aquello fue una huerta sin ruidos, muy lejos de ninguna parte. Que la cocina económica de hierro negro y el pasaplatos eran rabiosamente modernos entonces, como el gramófono que asustaría a los pájaros.
Las paredes, llenas de pinturas y grabados recuerdos de tiempos antiguos en los que la casa estuvo llena de amigos y alegría, guardan misterios y secretos que esperan ser descubiertos por la curiosidad de quien visita la finca.
Marta cierra la puerta tras de sí, invitándonos a compartir una intimidad que calma y sobrecoge. Juan y el resto conversamos sobre Federico y los suyos como si estuvieran allí, o a punto de unirse a nosotros.
Una hora que bien podía ser un verano, un día o toda una vida, volveremos a subir la escalera empinada y a mirar por el balcón del cuarto del poeta. Un balcón, un escritorio, una cama, el eco del silencio.
Invitamos a que la gente visite la Huerta de san Vicente: un lugar mágico. Gracias a Marta por ser nuestra Cicerone, por sus conocimientos y su buen hacer. Y a Juan y la Asociación Entrelibros por hacerlo posible.
Imagen propia bajo la misma licencia que el Blog.
Gracias, amigos, por la evocación de una mañana de frío en el cuerpo y calor en el corazón. Visitar la Huerta de San Vicente en soledad y casi en silencio fue una experiencia maravillosa.
ResponderEliminarGracias Juan fue casi familiar, la conversación la energía como si habláramos de viejos amigos con cariño y nostalgia. Un abrazo.
EliminarHola mi querida Ainhoa, ganas dan de visitar esta huerta y a sus corazones, pues te estaba leyendo y me sentía allí, junto a vosotros, esperando a Federico.
ResponderEliminarBesos :D
Hola Margarita :) es un lugar tranquilo y sencillo de esos que recuerdan el verano, los días largos y las vacaciones, con lecturas, poesia, y tiempo para escribir. Ojala podamos visitarla juntos seria una bonita velada. Un abrazo.
EliminarQue buenas sensaciones al leer tu entrada. Destila serenidad y sosiego...
ResponderEliminarGracias ese lugar es calma y espero que lo visites en alguno de tus viajes. Un saludo.
EliminarFederico y la huerta de San Vicente, su alma pervive allí, será eterna. Siempre tuve el deseo de hacer un recorrido lorquiano; Valdevaqueros, leer poemas en Viznar…
ResponderEliminarAún es tarea pendiente, gracias por acercármelo de nuevo.
Besos, Ricardo.
Sería una bonita experiencia espero que la puedas hacer pronto Ricardo. Un abrazo.
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