En el contenedor de basura había un gran cartel
indicando el horario. Una pegatina con sonrisa que –más o menos- venía a decir:
“Nunca antes de las 20.00 horas”. Pegatina y contenedor eran de plástico
rígido, gris claro el cuerpo y gris oscura la tapadera abatible. Sobrevivió a
un par de incendios intencionados antes de que lo cambiaran por otro de lata,
ya sin tapa, un tanto oxidado en las esquinas. Cierta rutina nocturna incluye
oír tirar botellas, muebles y casi todo lo imaginable. Oír peleas de perros que
rebañan tras rasgar las bolsas. Una vez, la bronca del siglo entre los dos del
camión de basuras, la policía local y un paisano (beodo de traca) que la estaba
durmiendo en el contenedor. A punto de
ser triturado, claro. El tío insistía, borracho pero filosófico: ‘Cagüentó, que
ni en la mierda se puede dormir’.
Historias de la basura.
Medianoche de san Valentín, madrugada del domingo. Nadie por las calle y un frío de mil pares de narices, cielo blanco que presagia nieve en las cumbres. Un contenedor de basura en un polígono industrial y una princesa de esquina fumando un cigarro esperando compañía. Un coche se para y de él salen cuatro tíos que abren el maletero y tiran algo que se mueve y grita al contenedor. El coche arranca como alma que lleva el diablo y se pierde en la noche. La chica se acerca al tacho de la basura. De él emerge un hombre alto y peludo como su madre lo trajo al mundo. Sale y saluda. Se aleja hacia una zona donde hay desperdicios y bidones. Mete la mano en uno de ellos y saca un par de mochilas, se abriga, se pone en cuclillas, y después de un rato se le acerca la chica con una botella de agua y un rollo de papel del baño. Él se lava las manos y le muestra dos pedruscos que brillan más que dos soles. Deja dentro de la mochila la mierda, el papel, la botella de agua y la tira al contenedor. La aventura ha merecido la pena: un taxi, una ducha y una hora después cenaban en un jet camino a París.
Thorongil y Leonor
Imagen propia bajo la misma licencia que el Blog.
Medianoche de san Valentín, madrugada del domingo. Nadie por las calle y un frío de mil pares de narices, cielo blanco que presagia nieve en las cumbres. Un contenedor de basura en un polígono industrial y una princesa de esquina fumando un cigarro esperando compañía. Un coche se para y de él salen cuatro tíos que abren el maletero y tiran algo que se mueve y grita al contenedor. El coche arranca como alma que lleva el diablo y se pierde en la noche. La chica se acerca al tacho de la basura. De él emerge un hombre alto y peludo como su madre lo trajo al mundo. Sale y saluda. Se aleja hacia una zona donde hay desperdicios y bidones. Mete la mano en uno de ellos y saca un par de mochilas, se abriga, se pone en cuclillas, y después de un rato se le acerca la chica con una botella de agua y un rollo de papel del baño. Él se lava las manos y le muestra dos pedruscos que brillan más que dos soles. Deja dentro de la mochila la mierda, el papel, la botella de agua y la tira al contenedor. La aventura ha merecido la pena: un taxi, una ducha y una hora después cenaban en un jet camino a París.
Thorongil y Leonor
Imagen propia bajo la misma licencia que el Blog.
Vuestras historias derrochan imaginación y siempre te dejan con la sensación de que han sido demasiado cortas, vamos con las ganas de seguir leyendo un poco más.
ResponderEliminarBesos
Muchas gracias, Ambar.
EliminarGracias por el elogio Ambar, es un placer que quieras leer un poco mas. Buen finde. Abrazos.
ResponderEliminarME GUSTA LA IMAGINACIÓN.
ResponderEliminarBUEN BLOS.
ABRAZO Y CAFÉ.
Gracias :) es una alegría ver que disfrutas con nuestros escritos y que hay personas que comparten el gusto por la imaginación. Que tengas una bonita semana. Saludos.
EliminarMuchas gracias por tu comentario. Saludos.
EliminarMe quedo con las dos por lo inusitado del tema inspirador y la resolución que habeis tenido cada uno ante un reto semejante. Airosos relatos con sorpresa al final.
ResponderEliminarUn saludo
Gracias Carmen, ojala los retos de la vida fueran así. Siempre tienes las palabras exactas para definir lo que escribimos. Buena semana y gracias por pasarte. Un abrazo enorme.
EliminarGracias, Carmen.
EliminarEsos cuentos raros me gustan.
ResponderEliminarSon cortos y se leen en un tris, y dejan buen sabor de boca. Me alegra que te gusten Len, que tengas un buen finde.
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