Cinta negra que señala el camino, una cortina que separa la
luz del día de la oscuridad primera de un mundo aparte. Luces y fotografías,
vitrinas llenas de objetos que una vez estuvieron en dársenas, a cuatro mil
metros en el fondo del Atlántico o fueron creados con el propósito de contar
una historia que sucedió hace 103 años.
Oscuridad y una pantalla que narra de nuevo una tragedia que
ha inspirado películas, libros, sueños, historias y más de una pesadilla. Asientos
que se dibujan, y que aunque negros son islas en las que sentarse y navegar en
esa mar que tanto da y a veces quita.
Una voz te da el alto. Auriculares y un pequeño aparato plateado que será
tu guía en los ecos de un mar gélido y los
recuerdos de aquellos que no
sobrevivieron en las voces de quienes sí lo hicieron.
Al fondo se escuchan ruidos y golpes de martillos como si asistiéramos
al comienzo de ese sueño, del nacimiento de un titán cuyo final ya sabemos.
Una voz de hombre nos trasporta a una casa en Londres que hoy curiosamente alberga la embajada de
España en Inglaterra, donde varios magnates imaginaron estar en la cima del Olimpo y cuyo
sueño fue crear tres barcos con nombres
y presencia de dioses que maravillaran al mundo y los hicieran ser héroes.
Vitrinas de cristal numeradas, y dentro la historia de miles
de fotogramas, hierro de la forja para crear un Titán, máquinas y cientos de
manos, remaches creados en oficinas
donde el bolsillo estaba más vacío y la alquimia exigió menor calidad y más
parquedad.
Una pantalla simulando el azul del mar como si a ese otro lado
estuviera esa superficie que muchos fueron perdiendo de vista y para otros que
llevaban el chaleco salvavidas fue su tumba.
La voz nos habla de aquellos músicos que siguieron tocando
mientras el barco se hundía, y lejano suena el himno Más cerca de Ti, Señor, que decían que fue de
las últimas piezas que tocaron antes de ya no poder.
Nos hablan de los fogoneros que se quedaron para que hubiera luz y el barco no estuviera a oscuras, de los carteros, tres ingleses y un americano
que fueron los primeros en morir ya que el iceberg causó la herida mortal en la
oficina de correos.
Una reproducción de una caldera, y en su interior el carbón candente,
nos hace llegar los esfuerzos de aquellos hombres por hacer su trabajo y salvar
las vidas de quienes pisaban sobre sus
cabezas.
Se cerraron puertas y todos sabemos que los de tercera fueron los que más murieron, hay historias de
gente que se quedó en el barco esperando la muerte en la cama, en el salón con una
buena provisión de alcohol en el cuerpo….
A un lado fotografías de la construcción, comparaciones donde
los trabajadores eran habitantes de Liliput .Como última pieza en el tiempo una
placa que ha aparecido en Granada en manos de un coleccionista privado que la
ha cedido a la exposición. La placa, de bronce y plata, fue entregada por el Jefe
de Correos Reales a Lord William James Pirrie, alcalde de Southampton y presidente
de los astilleros en los que se construyó el barco.
Llegamos a la estrella de la exposición: varios artesanos
trabajan desde hace meses, construyendo una reproducción a escala 1:30 del
barco hasta el último detalle
.
Por ultimo como colofón a la visita
nos encontramos con el cuadro que se ha convertido en emblema de la fundación del
Titanic para el centenario del hundimiento del barco.
Fue pintando por el cántabro Enrique
Gran, un cuadro abstracto de colores rojos y naranjas que capta a mí entender
la esencia de la tragedia y a la vez el paso del tiempo.
La exposición me conmovió y me pareció
un buen homenaje a todas aquellas personas que dieron sus vidas, desde los
nueve trabajadores que fallecieron mientras se construyó el barco hasta todos
los que murieron sin dejar su trabajo, y aquellos que prefirieron ceder
sus sitios o ayudar a que otros lograran salvarse.
Pensamos volver para ver cómo sigue
la construcción del barco en escala, y prometo seguir añadiendo ultimas
noticias al artículo.
4 de Septiembre de 2015
Fotografías propias bajo la misma licencia que el Blog.
Fotografías propias bajo la misma licencia que el Blog.
Una exposición genial. Y un buen artículo, enhorabuena.
ResponderEliminarGracias el placer fue compartirla contigo y después escribir la experiencia.
EliminarBuenísimo. Impresiona.
ResponderEliminargracias Anton, un placer leerte.
EliminarTiene que haber sido una experiencia espectacular. ¿Quién no se siente atraído por ese barco de leyenda que yace a miles de metros de profundidad y cuya historia conmovió al mundo?
ResponderEliminarUn saludo
Lo ha sido y mucho, en Octubre va Madrid otra exposición del Titanic y también me gustaría verla, con reproducciones de camarotes y muchas mas piezas. Un saludo Carmen.
EliminarImpresionante, y muy bien narrado.
ResponderEliminarGracias Merit, es un placer ver que lo que se cuenta gusta.
ResponderEliminarMe gustaria verla.
ResponderEliminarEsta exposición ya ha terminado, hay otra en Madrid. En la plaza de Colon en el centro cívico Fernán Gómez. Es diferente pero si tenéis la oportunidad de ir merece la pena. Un abrazo Sota.
EliminarQué envidia. Apuntola de Madrid. Son reproducciones, he visto.
ResponderEliminarsi vas ya nos contaras Ari. un saludo.
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