Desde hoteles con uniformes y pedigrí hasta dormir
en la puerta de la iglesia de Villasirga (con un nido de lechuzas por techo y,
siendo verano, crías lechucinas cagándote toda la noche) hay un buen
muestrario. O eso podría parecer. Claro que cada uno lo ve a su manera, y yo
prefiero siempre estar atento a lo que
une, no a lo que separa.
Desde el más loco campamento hasta esos hoteles en
los que casi te llaman de usía pasando por la enorme banda intermedia,
olvidamos lo esencial. Todos nos fascinan, de todos recordamos una anécdota,
acaban siendo batallitas que contar, formando parte de los cuentos que narran
nuestra vida. Y, más tarde, comprendemos por qué son fascinantes. Los hoteles,
los hostales, los albergues, las posadas y hasta las puertas de las iglesias
nos susurran. Todos. Por igual. Son especiales porque pasamos por ellos como se
pasa por la vida. Ligeros de equipaje, pagando un precio, disfrutando de lo
fugaz, malo o bueno, sabiendo que mañana nos habremos ido y serán tan sólo un
recuerdo.
No importa que hayamos pagado o que sea un albergue
gratis, o gratis total la piedra helada de la puerta de una iglesia. Siempre
fue mágico, a la manera de cada cual.
La casilla diecinueve del juego de la Oca, la Posada
en la que se pierden dos turnos por estar ocioso. Puede. O, con más
misericordia, porque no es lección que se trague tan fácilmente. La posada es
un espejo de la vida. Y no sólo los vampiros huyen de ellos.
Imagen: acampada en Cornatel (León). Fuente Wikipedia Commons.
Las posadas fugaces nos sirven de casa por un día. En ellas nos sentimos seguros al menos por breve tiempo. Mañana, dios dirá y la suerte de los dados.
ResponderEliminarUn saludo
Muchas gracias por leer y comentar,Carmen. Un abrazo, y buena semana corta.
EliminarEl recuerdo de los lugares que visitamos suele ir unido al recuerdo de los hoteles, albergues o posadas donde nos alojamos. Tienen el encanto de lo efímero y nos queda en la memoria las sensaciones buenas o malas que nos produjeron.
ResponderEliminarUn saludo
Lo efímero teje la memoria, la urdimbre y la trama de la que está hecha la vida. Gracias por leer y comentar, Ámbar. Un saludo, y buen fin de semana.
ResponderEliminarPica un poco (siempre queremos sentir seguros) pero me gusta.Da que pensar.
ResponderEliminarMuchas gracias, Len:justo de eso iba.
ResponderEliminarVaya con Cornatel y la acampada.
ResponderEliminarDesde luego, no debió ser nada fácil subir tanta tienda (sin mancharlas) hasta allá arriba, Lucas...XDDD
ResponderEliminar¿Qué era, un juego de rol?
ResponderEliminarCreo que no, Chelo.
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