Recuerdos en sepia.



Siempre en el estante más bajo de la estantería que adorna el pasillo, uno sobre otro, desafiando limitadamente a la gravedad. Con el lomo hacia fuera, tapas duras y grandes mientras que los más pequeños se guardan en el último cajón del armario del comedor.

Algunos llenos y otros fotogramas vacíos que esperan ser llenados por el siguiente reportaje fotográfico. Llegan visitas y se ocupa la mesa del comedor, el café, las pastas y cómo no el cajón se abre y los álbumes de fotos  van pasando de mano en mano. Llenando de risas y recuerdos de los veranos y  las excursiones de fin de semana, además de instantáneas de aniversarios y cumpleaños en aquella mesa o en algún restaurante, fiestas infantiles, carnavales, festivales de navidad se intercalan con fotos de niños sonrientes abrazados a mascotas, con las caras pintadas.

Se vuelven a llenar las tazas y se abre la puerta que da a la calle. Llegan los chavales del colegio, saludos y besos y ven te acuerdas de Ana, y de María, eran nuestra vecinas cuando vivíamos en la otra casa. 

Sonrisas entre tímidas e inseguras que no acaban de recordar del todo. Mantienen una charla cortes: que  grandes están,  cómo pasa el tiempo… entonces los álbumes que están en el pasillo entran en escena. Más pastas, y ahora  salen los pasteles para endulzar la charla.

Se abren las puertas de un pasado más lejano, de fotos en las que hay gente que  sólo está ya en esas imágenes, sonriendo detenidos en el tiempo. Otros cambiaron de ciudad, y el tiempo y el espacio han difuminado su presencia. Recuerdos de juventud, de gente que los más jóvenes ya no conocen, o si los recuerdan miran con perplejidad que sus padres y abuelos en alguna ocasión también fueron adolescentes y se enamoraron.

Después de un rato de preguntas los más jóvenes se pierden en la casa: deberes, lectura, música. Piensan  en sus cosas y en el presente que tienen por construir.

Las fotos se sacan del soporte y ahora están sobre la mesa. Confidencias y sueños de verano, meriendas de primavera se cuelan en el salón. Viajes de fin de estudios con el cigarro en la mano escondido para que no se viera. El cubata en la mesa, que se confundía con la coca cola, los ligues que fueron eso, que se perdieron en las dunas de las playas y en las tardes de domingo.
Trenes, plazas vacías, lugares que renacen en la mente sonrojando a las que hablan. La tarde languidece, no la charla que revive recuerdos y crea promesas de futuros encuentros y visitas.

Otra vez la puerta se abre, y la luz del descansillo se enciende. Despedidas, sonrisas de complicidad, pasos en las escaleras que descienden y la puerta se cierra. Los álbumes vuelven a su lugar hasta la próxima visita.

Fuente imagen: Wikipedia, creative commons, del articulo Fotogracia, autor:Metoc.



Comentarios

  1. Me encantan las fotografías por ser destellos de luz de un tiempo pasado. Creo que es una de las pocas maneras que tenemos de encerrar en un papel el pasado, al margen de la escritura, claro.
    Tengo una teoría que se contrapone a lo que cuentas. Creo que sacar las fotos a conocidos es un error porque a veces no gustan los demás de comprobar cuánto tiempo ha pasado, en definitiva, que estamos más viejos.
    Un beso

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  2. Cada cual tiene,y se forma su propia opinión basándose en sus experiencias vividas, en este caso en lo escrito una parte pertenece a recuerdos de niñez y a los buenos momentos que pase recordando historias que contaban mis abuelos y padres.Tan aceptable es la tuya como la mia, verdad es que el tiempo pasa por todo y todos.

    un abrazo y buena noche.

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    1. Unos pocos recuerdos aderezado con un poco de magia y fantasía.

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  4. Albumes de fotos y cotilleos ...que buena tarde.

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  5. a mi me encantan esas tardes y si es con un merienda, mas. :)

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  6. Me identifico mucho con ese relato. Enhorabuena.

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  7. me alegra Merit a mi también me trae buenos recuerdos algunos míos otros prestado. un saludo.

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  8. También yo he visto y vivido eso, sobre todo de niño.

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  9. creo que todos los que andamos por estos lares hemos vivido alguna cosa asi. buena jornada Andres.

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  10. ¿Quién no ha vivido eso?...¿Quién no lo recuerda?

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    1. creo que todos los que tenemos cierta edad, todos y seria una lastima perder las costumbre. un saludo y buen viernes.

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