Muchas veces he leído la misma frase, La vida comienza... 20..30...40...50... 60... la verdad es que acaba siendo un tópico. Cada persona es
diferente y por tanto no puede regirse por las reglas de otros: con 18 años
somos mayores de edad, con 25 deberíamos haber acabado
la universidad. A los 30 tendríamos que habernos ido de casa, buscar pareja, un buen trabajo y pensar en formar una familia. Podríamos
seguir así durante mucho tiempo explicando que se debería haber hecho en cada
momento. Me pregunto yo, y entonces ¿cuando vivimos?
Me han remitido varias veces un correo en el que se
hacia la misma pregunta, cuando uno acaba el instituto la gente piensa en
cuando acabe la universidad, y en el montón de cosas que hará entonces. Cuando ha acabado sus estudios piensa en cuando tenga un buen trabajo, y piensa en
compartir la vida con alguien, entonces realizará todo aquello que ha
dejado de lado. Después llega el ansiado trabajo y no se tiene tiempo para
nada, y se piensa en la jubilación y en que entonces se irán al viaje de
su vida, dedicará mas tiempo a su pareja, a sus hijos y nietos y plantará ese
árbol y escribirá ese libro, o leerá esa montaña de libros que tiene en su
mesilla.
La pregunta es: ¿Por qué no ahora? Hubo una profesora de
universidad que pidió a sus alumnos que hicieran una lista de las cosas que les
gustaba hacer en su tiempo libre. Después les pidió que hicieran lo mismo pero
pensando en cuando tuvieran 70 años. Cuando acabaron el ejercicio les pregunto:
¿Cuántas actividades habéis quitado? Algunos dijeron que una, dos, hasta 3 y 4
actividades, los hubo que dijeron que ninguna. Ella sonrió a estos últimos y
los felicitó, quien gusta de hacer algo no deja de hacerlo, tan solo es flexible
ante los cambios.
Quizá comenzar a vivir sean pequeñas cosas que alegran
nuestros días, gestos que van conformando el mosaico de nuestra vida y
que si nos paramos a pensar, son una sonrisa en vez de un gesto de disgusto, un
saludo por la mañana, una frase en el frigorífico, un te quiero. Una llamada a
alguien querido o sencillamente el acordarse de esa persona por medio de
las nuevas tecnologías dejándole un hola.
Pensar en uno mismo, en darse pequeños placeres, desde un bombón hasta un paseo por el parque o simplemente un café sentado en sofá de casa y
ver llover. Si uno está bien consigo mismo, lo estará con los demás. La caridad empieza por uno mismo. ¿Por qué, no comenzar a vivir y ser feliz
fomentando así que lo sean los demás?
Fuente de la Imagen: Propia, bajo la misma licencia que el Blog.
Fuente de la Imagen: Propia, bajo la misma licencia que el Blog.
Una excelente pregunta. A menudo estamos demasiado ocupados para ser felices.
ResponderEliminarNunca es tarde si la dicha es buena.Cuestión de cambiar habitos y ser felices. un saludo Juan Marcos.
EliminarPor eso no somos felices, por complicarnos la vida. Ya lo creo.
ResponderEliminarDemasiado Len y así nos va después... que tengas un bonito día.
EliminarDemasiado miedo. A todo.
ResponderEliminarcierto es, la verdad es que hay demasiado miedo pero ganas de vencerlo también. un saludo y gracias por comentar.
ResponderEliminarLas preguntas que nos hicimos y aún nos hacemos. Gracias por recordárnoslas, Leonor.
ResponderEliminarDe nada Fearn y esperemos hacernos preguntas durante mucho tiempo. Buena semana.
ResponderEliminarImpactante, poco leído. Eso va a tener arreglo, Leonor.
ResponderEliminarSeguro que si, gracias Lucas buena jornada.
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