Muerte natural. Seguimos teniendo casi todo en
contra. Nuestro muerto de hoy no muestra en sus huesos haber perdido la vida en
una batalla. La verdad es que tampoco nadie jamás nos lo puso fácil. No tenemos
descripciones forenses intensivas. Cuentan los huesos. Hay tres cadáveres. Uno
es femenino, otro es joven. Haces la cuenta. Difunto, esposa, primogénito.
Cuando se hizo la cuenta, seamos honestos, no había estudios de ADN. No sabemos
nada, nunca se investigó. Nunca se buscó parentesco, ni tan siquiera
mitocondrial, cuando ahora, hoy, sería tan sencillo. Ese joven varón enterrado
entre sus padres no tuvo hijos, o no los tuvo legítimos. Pero sus dos hermanas
casaron con reyes, y dejaron un larguísimo rastro de ADN. Aun así, no sabemos
nada.
Ni falta que nos hace, ahora. No lo mataron en
batalla. No se cayó de un camino de ronda, ni de un caballo. Eso nos deja la
muerte natural. Y una pregunta. ¿Muerte natural por enfermedad, por vejez, o
por viejas y muchas lesiones sumadas?
Ya lo sabemos. Murió de lo mismo que todos
moriremos, de un fallo multisistémico. ¿Qué podríamos añadir a la hipótesis de
una autopsia?
El Cantar de Mío Cid es muy poco novelesco. No hay
en él espectros, ni dragones, ni magos, ni destinos elaborados. Hay una
aburrida sesión de etapas de viaje, de batallas reales que salen bien o salen
como el culo. Hay hambre, sed, calor, lealtad, vida. La vida de un guerrero de
medio pelo del siglo XI. Honesto, sí. O cabezón. O tan impecable, dentro de su
mundo, que hablaron de él muerto mejor los enemigos que los presuntos amigos.
Si cuentas cosas sin adornarlas mucho –un poquito siempre se adorna, ya se
sabe- cuentas que tu protagonista fue herido. Muchas veces, lo normal. A veces
sólo dices eso, que fue herido. ¿Una costalada, una costilla, un roce, una
estocada que no profundiza y se cose? No lo sabemos. Sabemos que hay grados en
lo tocante a relatar percances. Y hay tres. Importantes.
Daroca, 1081. El Cantar dice que su protagonista
hubo de reposar (o guardar cama) varios días, no sabemos cuántos, hasta que
sanaron sus heridas. Dejemos el poema y el mito. Si tus heridas te hacen
reposar unos días, te han cosido. Te han suturado, según las heridas, o con
crin hervida de caballo, o con agujas-espinas de pez. Ambas cosas han de
cicatrizar antes de alzar los puntos. Hoy mismo, suturas recias no se retiran
hasta la semana de haber sido hechas. Atengámonos a ello. Una semana reposando.
Imaginemos que no hubo fiebre, si damos por bueno que el texto poco fantasioso
habla de heridas y no de fiebres. Supongamos que te levantas al octavo día.
Todavía tienes unos treinta años. Ya no eres un pollo, pero eres duro. Te pones
en pie, te lavan, te vistes de limpio, hasta te ponen alguna venda y te ayudan
a subir a caballo. Y ya está. Levantas la cabeza, soportas las molestias, estás
vivo, hay cosas que hacer. Tus cicatrices están cerradas, no tienes fiebre. Un
día lo pagarás. Pero ese día no ha llegado, y el futuro no existe.
Albarracín, 1190. Esta vez sí es grave, y existe más
de una fuente escrita. En la batalla, Rodrigo Díaz recibió una lanzada en el
cuello. Tan profunda y severa que enemigos y amigos lo contaron ya entre los
muertos. Muy grave debió ser. No interesó a los grandes vasos del cuello, o se
hubiera desangrado antes de rezar el paternóster. Esta vez ya no hablan de unos
días, sino de cierto tiempo. Es verano. A diferencia de Daroca,
se menciona la fiebre. Fiebre alta. Fiebre recurrente. Si eso podemos
considerarlo como hipótesis razonable, hablamos de que ya la persona nunca se
librará –en su época- de las tercianas o cuartanas. No se detalla. Paludismo.
La enfermedad de las ciénagas, las aguas estancadas y los pantanos. Tampoco eso
lo mató. Más tarde, es posible que fuera la segunda y mayor factura que cobrar.
Valencia, verano de 1099. Seguimos teniendo un
problema. No podemos acceder a los huesos que reposan en el crucero de la
catedral de Santa María de Burgos. Nadie, hasta hoy mismo y que yo sepa, ha
pedido permiso para tomar muestras. Muestras tan baqueteadas que posiblemente
revelaran muy poco, o nada. Rodrigo Díaz tiene fiebre alta. Una sola de las
fuentes recuerda que ‘se le abrieron las viejas heridas’. No es un concepto
mítico. Podemos considerar como hipótesis de trabajo una patología razonable:
malaria.
Palidez, dolor difuso, sequedad de boca. Una
infección antigua puede convertirse en una septicemia. Antes de matarte se te
abrirán las heridas viejas. Te sangrarán las encías, te costará enfocar la
mirada. Se te inflamará el hígado. Te pondrás pálido, de un pálido amarillo,
como la cera. Irás perdiendo la capacidad de razonar, caerás en un coma, y
morirás. Antes de ese coma piadoso habrás sentido dolor. Pero estabas
entrenado para eso.
No es una posibilidad irracional. No puedo
demostrarla sin que alguien estudie los huesos. Se ajusta bastante a lo contado
por los cronistas. Si la apuesta acierta, nunca sentaron a Rodrigo embalsamado
en un sitial en Cardeña. Tres años de tumba con una muerte que interesara al
hígado no hubieran dejado gran cosa que embalsamar, ni gran cosa si
embalsamaron.
Por supuesto que nada era tan importante como el
homenaje. Cada uno tiene sus héroes, y sus demonios.
Bibliografía
FOSSIER, R, et. al.; “La Edad Media”. Barcelona,
Crítica Grijalbo, 1988.
MENENDEZ PIDAL, R.; “La España de El Cid”, Madrid.
Espasa-Calpe, 1973.
MICHAEL, I (Edición) ; “Poema de Mío Cid”, Madrid,
Clásicos Castalia, 1976.
KRENZER, U. , “Compendio de metodología forense”, 2006.
Imagen: propia, bajo la misma licencia que el Blog.
Muy impresionante. Y no soy de los que miran cuando le sacan sangre. Aunque debe de ser importante para tí, mucho, porque no se le dedica algo de ese tipo a alguien que sea indiferente o desconocido. Me refiero a que suena más afectuoso que frío. Me lo parece.
ResponderEliminarGracias por el comentario. Me alegra de que te parezca afectuoso (lo es, o al menos intenté que lo fuera) y no frío. Lo forense tiene tan mala prensa...XD
ResponderEliminar¿Y donde estan enterrados despues de tantas vueltas?
ResponderEliminarEn el crucero de la Catedral de Burgos. Nada se dice de su hijo Diego cuyos huesos también (se supone) están ahí.
ResponderEliminarLa lápida (en el suelo) dice: "Rodericus Didaci Campidoctor MCXIX anno Valentiae mortuus.
'A todos alçanza ondra por el que en buen ora nascio'
Eximina uxor eius,
Didaci Comitis Ovetensis filia,
Regali genere nata.
No la lápida dice MXCIX i no sería 1119
EliminarNo la lápida dice MXCIX i no sería 1119
Eliminar¿Traduccion por favor? jajjjajjaaa
ResponderEliminar"Rodrigo Díaz, campeador
ResponderEliminarmurió en Valencia el año 1099.
'A todos alcanza honra por el que en buena hora nació.'
Jimena, su esposa
hija de Diego, Conde de Oviedo,
nacida de estirpe real."
año 1119 M=mil C=cien X= diez y IX= nueve (diez-uno)
EliminarPerdón año 1119 M=mil C=cien X=diez IX= nueve (10-1) 1099 sería MXCIX
EliminarPerdón sería año 1119 M=mil C=cien X=diez y IX= nueve
Eliminar1099 sería MXCIX
sería año 1119 M= mil C=cien X=diez y IX= nueve
Eliminar1099 sería MXCIX
sería año 1119 M= mil C=cien X=diez y IX= nueve
Eliminar1099 sería MXCIX
Muchas gracias por corregir tan amablemente una errata, Anónimo. Esas cosas n, y por suerte siempre hay unos ojos atentos. Y gracias, por supuesto, por haberlo leído. Buen agosto (con vacaciones, ojalá) para ti.
EliminarGracias.
ResponderEliminarDe nada, para eso estamos.
ResponderEliminarUnas fotos preciosas.
ResponderEliminarGracias, Aur. Ese día estaba la cámara de buen humor.
ResponderEliminarLa primera es de un mural contemporáneo del claustro de la catedral de Burgos, representando al Cid. La otra, u detalle de la estatua de Jimea en el puente de Sa Pablo sobre el Arlanzón, popularmente llamado 'Puente de las figuras'.
EliminarLas viejas heridas. Especial, desde luego. Novedoso.
ResponderEliminarComo lo forense tiene mala prensa (o directamente, da repelús) te agradezco mucho el comentario. Y me alegra en lo personal que te parezca 'novedoso'.
ResponderEliminarHay que ver lo vivo que parece. Mejor dicho, lo muerto.
ResponderEliminarGracias, Len. Lo tomo como un cumplido XDD
ResponderEliminarQué...especial.
ResponderEliminarDigamos que se sale u poco el artículo clásico, vale...¬¬
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