Había nacido con un problema auditivo y con el tiempo además de las otitis fue escuchando menos. No era muy practico la verdad pero tenia también su parte buena.
Volver a escuchar al mundo se le hizo difícil sobre todo por que todo sonaba mucho. Los coches, el vecindario hasta su marido con el que convivía en paz y armonía desde hacia más de medio siglo se había vuelto ruidoso. Cosas de la edad, el cumplir años es lo que tiene.
A Irene no le acababa de gustar aquella vorágine sonora por lo que acabo tomando una decisión cuando estaba sola en casa en sus cosas se quitaba el aparato y disfrutaba del silencio y de los placeres de que no te tocaran las narices o el moño como ella decía.
No se peleaba con nadie, Luis volvió a ser el buen compañero, aquellos descansos le servían para volver a esa vida que en ocasiones era demasiado caótica.
Ainhoa
Para saber más
https://concursoeltinterodeoro.blogspot.com/2025/01/en-torno-la-vejez.html
Hola, Ainhoa. Me encanta esta protagonista que no se somete a los convencionalismos sociales y decide hacer lo que piensa más conveniente para ella sin sujetarse al "qué dirán". Esa libertad es una de las cosas buenas que trae la edad. Muy buen micro.
ResponderEliminarHola Marta, coincidimos a mi también me gusta Irene es muy libre y le gusta disfrutar de la vida. Un abrazo.
EliminarDepende cómo, ser una persona algo sorda no es tan malo. Más que nada porque a menudo hablamos sin tener nada que decir, y apenas nos importa que aquello que decimos suele ser peor que el silencio.
ResponderEliminarHola, pues si en ocasiones lo que tenemos que decir no aporta demasiado. Una buena reflexión gracias por compartirla. Un abrazo.
EliminarHola, Ainhoa. yo soy de esas personas que aprecian el silencio de forma tal vez excesiva, y es que, como también le pasaba a mi madre, el ruido me duele, me produce dolor físico, es una sensación de lo más irritable, así es que no sabes cómo entiendo a Irene.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Rosa, entiendo lo que dices de que el dolor duele. Y si el silencio puede ser muy curativo. Gracias por pasarte y comentar. Un abrazo.
EliminarEs que Irene tiene toda la razón, todo es muy ruidosa! Que bendición el silencio en ocasiones! Eso estaría bien que lo pudieramos hacer todos, cuando estamos hasta el "moño" como dice Irene, desconectar con una ruedita el volúmen, hasta que se nos pase el agobio! Je, je! Muy bueno el relato! Un abrazote Ainhoa!
ResponderEliminarHola Marifelita, sin duda es una bendición poder bajar el volumen. Un abrazo para ti tb.
EliminarArrancas el año con un micro tan actual y tan exacto! Conozco varios que sin decir nada, desconectan el aparato recién regalado, agradecen y vuelven a vivir en su mundo en cuanto se cansan. Yo también amo mis silencios y hasta ahora me las he arreglado para que nadie quiera regalarme audífonos! Me encantó. Feliz Año Nuevo!
ResponderEliminarHola Juana, pues haces muy bien buscando esos silencios y que quiten de la lista de regalos los audífonos. Feliz año nuevo para ti también. Un abrazo enorme.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMuy buen relato, Ainhoa. Nuestra mente es tan plástica que, cuando pierde uno de sus sentidos, es capaz de agudizar los demás para equilibrarse. Es normal que Irene prefiera desconectar del audífono siempre que puede y disfrutar de sus silencios. A veces, para lo que hay que oír, es preferible no oír nada.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Hola Estrella muy cierto lo que dices un abrazo.
ResponderEliminarBravo por ella que hace lo que cree conveniente. Aunque no he llegado a la vejez aún me identifico cada vez oigo menos.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz año!!
Hola Dakota espero que tu también encuentres tus espacios. Un abrazo y feliz año.
EliminarHola Ainhoa. A veces no vendría mal tener un botón de desconexión de la realidad, y no solo para los mayores. Pero solo a veces, que perder las facultades sensitivas no es plato de buen gusto. Al menos Irene ha sabido encontrarle el lado positivo a su dolencia. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Jorge, es cierto que perder facultades sensitivas es un handicap. Estaría bien poder desconectar a veces como dices. Gracias por pasarte. Un abrazo.
EliminarBuen recurso para obtener ese silencio a veces tan anhelado. Un abrazo
ResponderEliminarHola Nuria muchas gracias por comentar. Un abrazo.
EliminarHola, Ainhoa.
ResponderEliminarEl mundo es muy bullicioso y en España, parece que siempre nos gusta la gresca y la bulla. Por cierto, con la edad disfruto más del silencio.
Hola De la Flor, pues si lo del mundo ruidoso me suena. Gracias por pasarte. Un abrazo.
EliminarHola Ainhoa, a mí me encanta el silencio y el ruido me aturde así que tu protagonista me ha caído de lo más bien. Muy buen relato, me gustó mucho, un gran aporte al reto. Saludos.
ResponderEliminarHola Ana me alegra que te guste el ruido en exceso puede ser agobiante. Un abrazo.
EliminarHola Ainhoa, tu protagonista lo tiene fácil para conseguir ese silencio. los demás tenemos que taparnos los oídos para soportar el excesivo ruido que nos acecha en muchas ocasiones.
ResponderEliminarUn abrazo
Puri
Hola Puri, eso o tapones. Gracias por pasarte. Un abrazo.
EliminarUn abrazo Ainhoa, en efecto a veces nos conviene hacernos los sordos, acá usamos un dicho " a palabras necias, oídos sordos" lo más jóvenes dicen " a palabras necias, oídos desconectados" jajaja. En fin, debemos disfrutar la vida, y a veces es mejor "desconectarnos de lo que nos afecta". Buen tema.
ResponderEliminarSi a veces desconectar es la mejor opcion un abrazo Raquel.
EliminarOír a veces es lo que tiene... que para lo que se oye, a veces es mejor no oírlo y, pudiendo elegir...
ResponderEliminarTambién están los que se fingen sordos, que hay muchos...
Divertido relato.
Gracias Mercedes y si hay de todo en este mundo sordos y quienes se lo haces. Abrazos.
EliminarHola Ainhoa
ResponderEliminarBravo por la determinación de Irene, de guardarse ciertos momentos en su refugio anti-sonoro. Eso le devolvió su disfrute de la ciudad, de su marido, de la vida. ¡Que no es poco!
Un abrazo.
Cierto Marlen muxus
EliminarNo sé si mi otro comentario lo he publicado como anónimo. Bórralo si así es.
ResponderEliminarTe decía que me ha parecido una buena idea la de tu protagonista, sobre lo de alternar momentos de audiencia con momentos de descanso. Tanto es así que, cuando me decida a ponerme audífonos —cosa que ya voy necesitando— me animaré a ponerlo en práctica.
También te decía que me ha parecido muy maja tu aportación al reto. Buen micro.
Un abrazo.
Muchas gracias Macondo ante todo dar ideas para que la vida sea mas fácil un abrazo.
EliminarHay que desconectar con moderación. Sino los hijos pueden pensar que el sonotone va mal y la llevarán a hacer pruebas.
ResponderEliminarCuando todo te importa un huevo, es la mejor solución, incluso oyendo bien, tener un oído selectivo.
Abrsxooo
Es una buena idea tenerlo todo selectivo Gabiliante sin duda va mejor la vida.
EliminarHola... En realidad, a veces lo que se llama aislamiento es solo la necesidad de estar a solas con la mejor de nuestras amistades... nosotros mismos. No hay nada mejor que desconectarse de lo demás escuchar lo que nuestro interior tiene que decir... excelente micro. Saludos
ResponderEliminarHola Octavio muy cierto rato a solas con nosotros mismos siempre es tiempo de calidad. Un abrazo.
EliminarEs por eso que se dice que el silencio es oro, jejej, y qué mejor que poder elegir cuándo disfrutar de él.
ResponderEliminarMuy bueno, Ainhoa
Un abrazo
Hola Pepe muchas gracias si el tiempo es oro del bueno. Un abrazo.
EliminarHacerse el sordo o serlo, no está demás cuando lo que escuchas son sandeces y ruido. Es mejor vivir en ese mundo silencioso creado a la medida por uno mismo. Y además, te ahorras el dinerito del sonetone.
ResponderEliminarUn abrazo.
En parte si la verdad es que el ruido es mucho ruido mejor un poco de paz. Gracias por comentar Francisco. Un abrazo.
EliminarHola, Ainhoa, el micro me ha parecido de lo más ameno, interesante y sobre todo deja claro que cuando carecemos de algo es muy seguro que esa carencia nos hace más felices. Como dice el dicho "No hay mal que por bien no venga". Original propuesta y hasta jocosa. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Harolina gracias por tu comentario .Un abrazo y me alegro de que te haya gustado. Un abrazo.
EliminarHola Ainhoa, me ha encantado tu relato, acabo de recordar el gesto de mi madre quitándose el aparato cuando mi padre se ponía pesado, jajaja, desde luego, no oír tenía su parte positiva. Un abrazo!
ResponderEliminarHol Lola, tu madre sin duda lo tenia claro a si seguro que no discutian. Un abrazo.
EliminarMe ha gustado mucho tu relato Ainhoa. Oir poco es lo que toca con la edad y muchos sonatones he tenido que colocar en mi trabajo. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Mamen sin duda es lo que tiene cumplir años. Un abrazo.
EliminarUno se acostumbra a todo, especialmente a lo irremediable. La mujetr se adaptó al silencio y acabó detestando el ruido, que, aunque fuera el normal, le resulaba muy molesto.
ResponderEliminarUn abrazo.
Así como dices es Josep un abrazo para ti también.
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