Banner de la 35 convocatoria del Tintero de Oro
Se conocieron en el metro. Tres tocaba y cantaba para vivir y Simeona había hecho su salida semanal para comprar. Ya se habían visto con anterioridad. En la vorágine de las pantallas, ellas eran las únicas que miraban más allá. Cada vez que pasaba por delante de ella le dejaba algo de lo que llevaba: una barra de pan, unas zanahorias, un poco de bizcocho. Tres se lo agradecía poniendo una sonrisa, y dedicándole una canción. Hubo varios viernes que no coincidieron, el siguiente volvieron a verse. Simeona la invitó a comer ese mismo día en su casa y ella le dijo que sí.
─Bienvenida a la columna ─ le dijo Simeona, señalando las escaleras que llevaban a la gran terraza y al ático donde vivía. Tres miró con curiosidad lo que le rodeaba, mientras comenzaban a subir. Aquel lugar había conocido tiempos mejores y pensó que no era el peor sitio donde había estado. Cuando llegaron a la cima allí esperaba el santo de la casa, Simeón el Estilita, pintado en el muro encaramado en su columna, haciendo honor aquella santa casa. A Tres le hizo gracia el mural y ver sobre la puerta el nombre del hogar bellamente escrito: La columna de Simeona. Le encantaron la terraza y el huerto. Se respiraba paz, y el lugar estaba alejado del centro.
Tres ya había probado las deliciosas verduras de Simeona que varias veces le había regalado. Comieron al sol, hablaron de todo un poco. La anfitriona le contó su historia. Diez años atrás vivía en el centro tenía un trabajo, un enemigo al acecho. Todo ocurrió en segundos, en el mismo metro en el que las dos se habían conocido fue testigo del suicidio de un muchacho que instantes antes de lanzarse a la vía la había mirado a los ojos. Aquello cambio su vida para siempre. El vértigo se mostró en forma de agorafobia. Tres provenía de un hogar disfuncional, violento y complicado. Cuando cumplió los dieciséis tuvo la suerte de acabar en un piso tutelado y así empezó a vivir. Estudió para sanitaria, y a la vez descubrió su pasión y su vida: la música. En su carnet ponía Esther, pero en sus prácticas conoció a una pequeña que la llamaba Tres, y desde entonces se rebautizó
Pero el pasado en ocasiones regresa quizá en otro cuerpo o en otra forma, pero lo no solucionado está ahí esperándonos. Y eso le paso a Tres. Dejó atrás a su tóxica pareja, pero la depresión se fue con ella. Ambas y la sociedad se dieron mutuamente la espalda. Después de trabajar consigo misma Simeona logro trepar a su columna y tener la vida que deseaba. Sus verduras, las compraba la gente del barrio. Ya estaba pensando en poner un gallinero. Tenía su radio, sus pinturas y las vecinas no necesitaba nada más. Tres pidió una excedencia y se dedicó a lo que le gustaba tocar para que la gente disfrutara. Le costó encontrar su melodía, pero al final dio con ella.
Pasaron un día agradable, llego la noche y Tres se marchó. Simeona miro más allá de su columna. No solía hacerlo. Desde que la agorafobia llegó no tuvo espacio para ser espontánea. En la oscuridad se veían los destellos de las pantallas de las otras casas, aquellas enormes televisiones. La visita de Tres fue un regalo, se lo había pasado bien. Su radio no emitía luz, pero sus rutinas eran reales como las de los destellos tras las ventanas. Vio a Tres bajar de la columna y mientras se marchaba su nueva amiga le hablaba, tenían que repetirlo, se verían pronto, y mientras la voz se alejaba sintió cosquillas. Ahora en su terraza, sabía que ahí fuera había otra casa en la que no tendría miedo a entrar.
Ainhoa y Guille Para saber más https://concursoeltinterodeoro.blogspot.com/2023/02/concurso-de-relatos-35-ed-la-conjura-de.html |
Es que la sociedad es un club, basicamente uno muy exclusivo, de modo que cualquiera que se vea diferente pues queda de inmediato con membresia revocada: Los hacen marginales. Asi ha sido siempre y no parece que vaya a cambiar.
ResponderEliminarMarginales...y diferentes, que suele ser lo considerado peligroso. Gracias por comentar y por habernos leído, Jose Casagrande. Un saludo, buen fin de semana.
EliminarGracias, Ainhoa y Guille, por participar por partida doble en este homenaje a John K. Toole y La conjura de los necios. Un abrazo y suerte!
ResponderEliminarGracias a ti, David. ¡Perritos calientes para todos! XD
EliminarNo en todos los blogs Google me deja comentar; agradecida por haberme dejado entrar aquí. De algún modo soy una marginal en la web que, como debe ser, sólo puede encontrarse con Tres y Simeona en alguna terraza. Muy buena historia con tono emotivo. Lindos personajes. Un abrazo a las dos
ResponderEliminarHola Juana la puerta de nuestro Blog siempre la tienes abierta y a esa tertulia con Simeona y Tres nos unimos también, gracias por visitarnos y que tengas un gran finde. Un abrazo.
EliminarPreciosa historia de una amistad. Qué bien habéis contado la vida de estos dos personajes tan especiales. Me ha gustado mucho el relato. Felicidades y mucha suerte.
ResponderEliminarHola Marta, gracias que tengas un exclente finde. Un abrazo.
EliminarUna historia muy emotiva. Darse cuenta a tiempo y vivir a la manera elegida; trepar a la columna propia es un esfuerzo que merece la pena. Habéis logrado un buen relato. Suerte.
ResponderEliminarUn saludo.
Muchas gracias, Carmen. Buen fin de semana. Siempre alegra que un relato guste.
EliminarHola Carmen muchas gracias por tu comentario es cierto que subir a la columna tiene su trabajo y no es facil que tengas un excelente fin de semana. Un saludo.
EliminarUn pequeño detalle. Es un tanto confuso quien cuenta la historia, si Simeona o Tres.
ResponderEliminarPero es un buen relato, de amistad. Con un encuentro significativo para las dos.
Saludos.
Hola Demiurgo pues ni una ni la otra, es una voz narradora omnipresente. Genial que que te parezca un buen relato. Buen finde un saludo.
Eliminar¡Hola, Ainhoa y Guille! En primer lugar, deseo felicitaros por haber escrito este sugerente relato a "dos cerebros y dos corazones". Me ha gustado mucho el guiño a Simeón el Estilita, al parecer el primer ermitaño de columna de la Historia. Debemos congratularnos de que Simeona no vaya a permanecer encaramada a su columna durante los 37 años que estuvo supuestamente aquél. Bonita historia de amistad. Un abrazo!!
ResponderEliminarHola Beri, cierto menos mal que Simona no se quedo en su columna durante tanto tiempo, seguro que se hubiera perdido muchas cosas. Un abrazo y buena semana.
EliminarMuy bonita y tierna historia de dos seres diferentes que por alguna razón se han encontrado, muy buena, saludos.
ResponderEliminarPATRICIA F.
Muchas gracias, Patricia. Si te ha gustado, eso ya es bastante. Saludos, y buena semana.
EliminarComo a los diferentes hay que descubrirlos y abrirles puertas. Aceptarlos como personas reales. todos tenemos taras y acarreamos extravagancias; y por no por ello queremos sentirnos marginados por el resto de la sociedad. Muy lograda la metáfora de Simón el estilita.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Francisco Moroz. El estilita iba a dar juego XD
EliminarMe ha parecido un relato fantástico y encantador. Lleno de guiños y puntadas geniales, como la mirada del suicida que la deja" como con un interrogante irresoluble, el enemigo al acecho de nuestras vidas normales, y la alusión repetitiva a las pantallas.
ResponderEliminarLa identificación con Simon , que yo pensaba wue solo existía en la película de Buñuel y la identificación con su marginalidad.
Y lo de Tres. Pregunto: ¿la identificación de Tres con Ester, es una abecdota real, o es ficcion total?
Y la esperanza de que apessr de la soledades han quedado vinculadas.
Bravo, aplastó
Abrazooss
Hola Gabiliante, gracias por tus palabras, hoy puedes decir que no te acostaras sin saber algo más :) Lo de Esther es una ficción nnos parecio gracioso que una niña cambiara el nombre de la protagonista y le diera un nombre nuevo acorde con su nueva vida. Buena semana y abrazos para ti también.
EliminarLa soledad es el motor de grandes historias, puede que todos empaticemos con ellas porque en algún momento nos hemos sentido así. Este relato me ha hecho sentir así. Muy tierno, emotivo y esperanzador. Me ha encantado, felicidades Ainhoa y Guille.
ResponderEliminarUn abrazo!
Tienes razón, Pepe. Y la soledad posee muchos matices, incluída la esperanza. Gracias, buena semana.
EliminarHola, Ainhoa y Guille:
ResponderEliminarEnhorabuena sincera por vuestro relato y gracias por compartirlo. Se agradecen estas historias que trasmiten esperanza, que alejan esos miedos a compartir, a interesarnos por esa persona a la que nos empeñamos en mantener como desconocida por miedo a los “¿Y si…?”.
Triste esta sociedad en la que vivir de manera diferente nos convierte en asociales, en bichos raros, en sombras a las que nadie devuelve sus saludos.
Un abrazo, compañeras-
Hola Nino mejor la esperanza que su opuesto y mejor saludar y llevar la sonrisa que sombras hay muchas por estos mundos de dios. Un abrazo y buena semana.
EliminarUna terraza donde lo diferente deja de ser diferente, para convertirse en especial. ¡Bellísima idea! Un hermoso relato que cobija a dos marginales encantadoras. Creo que la mirada del suicida es un punto de inflexión en el cuento. El "otro" también puede impactarte tanto que te convierte en marginal de esta sociedad tan individualista. ¡Hermoso relato, Ainhoa, Guille! Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Trujamán. Ciertamente, el suicida es el punto de inflexión. Fue una brillante idea de Ainhoa. Muy buena semana, saludos.
EliminarEl ambiente marginal lo habéis clavado, lo fuera de la norma a lo establecido, y en un microuniverso llamado terraza todo se desarrolla de otra manera.
ResponderEliminar¡Enhorabuena!
Muchas gracias, Tara. Las terrazas suelen dar juego.
EliminarHola Ainhoa y Guille. La gente perdida en esta sociedad, que no sabe encontrar su sitio y tiene que reinventarse, es más de la que parece. Las dos chicas del relato han cortado con su pasado a raíz de sucesos traumáticos que han tenido que afrontar, pero tuvieron la suerte de encontrarse la una a la otra y de congeniar siendo tan diferentes a ese mundo hipnotizado por el exceso de tecnificación del que escapan. Parece que de trasfondo hay una reivindicación de la vuelta a los orígenes y de reencuentro con la sencillez y la naturaleza. Mucha suerte para Simeona y para Tres. Un abrazo.
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EliminarGracias, Jorge. Un comentario muy acertado. Buena semana, un abrazo.
Bonita historia del nacimiento de una amistad! De dos personas, que nuestra sociedad tildarían de "peculiares" por no encajar con el modelo mayoritariamente establecido. Hay más personas "peculiares" de las que nos pensamos! En el fondo, ¿no lo somos todos? Un abrazo!
ResponderEliminarHola Marifelita, cierto que todas y todos tenemos nuestras peculiaridades y eso es la salsa de la vida sin ella todos seria mas aburrido. Gracias por tu comentario y manera de verlo. Enriquece. Un abrazo.
EliminarHola Ainhoa y Guille, un encuentro de base humana, de esos de salvavidas que te inflan y sacan a flote para ganar en armonía de existencia. Y como colofón, ese Blunt que tanto me gusta. Un abrazote, un doble abrazote.
ResponderEliminarHola Emerancia que bien que te haya gustado el conjunto que tengas una buena semana. Un abrazo.
EliminarPara personas marginadas, encontrar un amigo es encontrar un tesoro. Me gustó mucho el relato. Suerte en el concurso. Un saludo.
ResponderEliminarGracias, Cynthia, por leernos y comentar. Encontrar un amigo es encontrar un tesoro. ¿Sencillo? Cierto.
EliminarHola, pareja. Mal asunto este de la agorafobia que habéis plasmado en la columna de Simón o Simeón el estilita. Me ha recordado que presenté un relato sobre con el título de Simón el Estilita y en la publicación figuró como el Estilista, y ahí queda para siempre. El relato me ha gustado cómo has descrito a la pareja y su encuentro y relación como forma de superar sus miedos. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Isan pues seguro que el relato es muy interesante el de Simón el estilista, nunca se sabe que hizo allí 37 años. Gracias por pasarte y buen fin de semana. Un abrazo.
EliminarMuy emotivo y dramático a la vez, pero con un final esperanzador maravilloso. Siempre necesitamos a alguien con quien compartir y ellas dos se encontraron.
ResponderEliminarMe ha traído recuerdos del ambiente decadente de ¿Sueñan las ovejas...?, que no sé si os ha influido de alguna manera pero es que esas pantallas en la oscuridad...
¡Buen trabajo! ¡Suerte con el reto del tintero!
Hola MJ pues la verdad es que no había pensado en las ovejas, pero quizá si tenga un tinte a medio camino, no fue nuestra intención pero viendo hacia donde vamos quiza si lo recuerde. Gracias por el apunte y buen fin de semana. Un abrazo.
EliminarHola. Según parece aquella visita de tres, al contrario de las columnas de Simeón que cada vez se hicieron mas altas, le restó algo de tamaño a la columna de Simeona acercándola un poco más a las tierra y a sus congéneres. Excelente relato.. ¡Saludos!
ResponderEliminarMuchas gracias, Octavio. Interesante la "mengua de altura" de la columna. Saludos, buen domingo.
EliminarUn buen relato donde la amistad es lo que perdura. Suerte ene l Tintero de oro. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Mamen muchas gracias por tu comentario buena semana. Un saludo.
Eliminar¡Hola! Un relato de amistad, tierno, muy bonito. Gran participación para el reto. Un abrazo. :)
ResponderEliminarHola Merche gracias por tu comentario, buena semana. Un abrazo :)
EliminarEsta amistad nacida de la necesidad de ayudar al otro es lo principal en este relato, la situación de marginalidad en la que viven tus protagonistas está muy bien plasmada el ser diferentes al resto las hizo mas fuertes.
ResponderEliminarUn abrazo
Puri
Un punto de vista muy agudo, Dulcinea del Atlántico. Muchas gracias.
EliminarUna historia diferente en la que la persona que ayuda es, quizá, la que más ayuda necesita para lidiar con sus limitaciones. Habéis logrado crear una simbiosis maravillosa entre ambas protagonistas. Felicidades.
ResponderEliminarMucha suerte en el concurso.
Un abrazo.
Tienes mucha razón en tu comentario, Estrella Pisa. Gracias por mostrarnos otros ángulos para mirar.
EliminarBonita historia sin personajes antipáticos.
ResponderEliminarMe ha encantado el porqué del nombre de Tres. No me dejasteis con la curiosidad.
Hola de la Flor lo de tres es porque el personaje se llama Esther y trabajaba con niños con diversidad funcional y una de ellas en vez de su nombre comenzó a llamarla Tres y con ese nombre se quedo.
EliminarOtra casa en la que no tendría miedo de entrar. Joder , que frase tan cojonuda. Creo que define perfectamente como se siente el personaje. Me ha gustado mucho la tierna historia de estas dos personas que con suerte a lo mejor llegan a ser algo mas que amigas.
ResponderEliminarUn abrazo y mucha suerte en el concurso.
Hola Pedro si es toda una frase y la vida como dices da muchas vueltas. Un abrazo y buen resto de semana.
EliminarNo sé si se envió mi comentario, pero me han encantado estos personajes.
ResponderEliminarSe ve tu comentario, de la Flor Ruiz. Muchas gracias por tus palabras.
EliminarTres y Simeona son dos barcos que se cruzan en el mar. Ven en la otra algo de sí mismas, de su dolor y de su diferencia, una nueva toca donde asentar un poquito más su vida disfuncional para esta sociedad de abejas.
ResponderEliminarVuestras protagonistas son fáciles de querer. Felicidades y buena suerte en el concurso.
Gracias, Bruno: jamás hubiera pensado que los personajes fueran "fáciles de querer". Siempre, tod@s, nos enseñáis algo.
EliminarEs un relato encantador, con dos personajes profundos y heridos que se encuentran. El hogar, muy bien descrito, muy personal, el trauma de aquellla mirada... Y el final, una puerta abierta, una mirada a la salida... sin miedos.
ResponderEliminarPrecioso. Enhorabuena.
Un abrazo
Que hermoso comentario, gracias Volarela :) un abrazo.
EliminarHola, Ainhoa & Guille, buen relato de dos automarginadas sociales que valoran más su propia identidad que la apariencia y el poder adquisitivo del consumismo. Y como decían el último diálogo de una conocida vieja película: Presiento que este es el comienzo de una hermosa amistad.
ResponderEliminarSaludos y suerte.
Hola JM Vanjav hermosa frase la de esa pelicula :) gracias por tu comentario y buen finde. Abrazos.
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