Pepa, mi androide por horas
MEM-26, no tiene precio. Siempre puntual, sonriendo, eficiente. Con un pañuelo
al cuello distinto cada día para tapar su código registro tatuado de androide.
Coquetería.
Me cuenta lo que sueña
mientras trabaja en casa y organiza mi agenda, mis rutinas, mis asuntos. Hoy
parecía preocupada. Soñó con cotorras verdes. No con Ginger y Fred, mis
compañeros de piso, mis mascotas en su preciosa jaula. Las que me saludan y me
parlotean y se acurrucan entre mis manos, vivas y suaves, calentitas.
Hoy es martes. El Museo
Estatal cierra, los bomberos hacemos un recorrido minucioso de mantenimiento.
Salas, pasadizos, laberintos. De sótanos a tejados. Arriba había una boca de
riego obstruida. Llamada de urgencia, informe. Caía la noche. Apenas oí el
aleteo. Me atacó un cuervo. Su nido estaría cerca, debí parecerle una amenaza.
Tras una jornada completa
tengo dos días libres. Sé que queda anticuado, pero me gustan las fotografías
en papel. Los álbumes al viejo estilo. Tengo varios, los miro. Son el pasado. La
vida antes de que todo estuviera conectado, antes de los androides domésticos,
antes del mundo único. Mamá, el barrio, el patio del colegio.
Me apetecía pasear. Son más
eficientes la compra online, las reuniones remotas, las pruebas médicas a
distancia y lo cómodo. En mi trabajo va incluido el gimnasio, claro. Pero a
veces me sigue gustando caminar sin propósito. Por ver y respirar. Me he
encontrado a Pepa. Parece que también le gusta ir a ninguna parte solo por ir.
Para ver el río de verdad, aunque a veces huele raro. Mirar las hojas secas que
se llevan las barredoras antes de que se posen, o casi.
Apenas hemos hablado. Solo
paseamos. A veces me pregunto qué recordará Pepa. Yo me acuerdo de June.
Los pies nos llevaron hasta un
parque. Conozco muy bien ese parloteo, el de las cotorras. Creo que me quedé
con la boca abierta. En los árboles había nidos enormes. Y muchísimas cotorras
volando. Increíble. Pepa suspiró.
-No te lo he contado, se
cuánto aprecias a Ginger y Fred. Parece que a muchos humanos se les han
escapado, han sido descuidados.
-Irresponsables –dije, de
repente de mal humor- Son parte de la familia, tienen sentimientos, merecen
cuidados. Y no son baratas. Cuando la gente es descuidada pasan cosas malas,
Pepa.
Quizá, pensó la androide
mirando los nidos. Tal vez tengan frío. Nadie les da de comer, ni les habla, ni
las mima. Pero son libres. Ginger y Fred, no. Ni yo tampoco. Su jefa, Minerva
la oficial de bomberos, es amable. Y libre. Ella no. ¿Podría huir como todas
esas cotorras que se escaparon? ¿Podría?
El viernes estaba agotada,
durmió mal. Muchas pesadillas. Ni atendió a Pepa recordándole lo importante ni
comprobó su memoria de bolsillo. Luego sonó la alarma. Cuando subía con sus compañeros
hacia los tejados se dio cuenta. Madera, esa madera está demasiado seca.
Luego comprendió que Pepa le
había salvado la vida. Costó controlar el incendio, pero había visto en la
mente la zona peligrosa mientras trepaban, organizó al equipo, no hubo heridos.
También vio el nido carbonizado del cuervo y oyó sus gritos volando en
círculos. Un cortocircuito había sido el culpable, no era la primera vez. Pero
la había pillado en un mal día, se dio cuenta de lo fugaz que es la vida. Y al
volver a casa abrazó a Pepa dándole las gracias. Algo cambio en Minerva, como
quien abre una puerta abrió sus recuerdos y empezó hacerse preguntas.
Era festivo, las hojas crujían
bajo sus pies. En los bosques no hay barredoras. No le gustaban las despedías.
La mañana tras el incendio, Pepa no volvió. Minerva aprendió a cocinar, y
cuando pensó en utilizar el horno encontró dentro una nota. “No me delates.”
Abrió la jaula de Ginger y
Fred y la ventana. Se quedaron. Sonrió mientras llegaba la Colina de los
ginkos; no había vuelto hasta ahora. Cuando la gente es descuidada pasan cosas
malas, pero no podemos aferrarnos a una seguridad que no existe. Tenemos que
ser libres, como Pepa. El bosque era el lugar donde descansaban los que ya no estaban . Dos ginkos doraros estaban ante Minerva, junto a sus
pies había una placa. Con el nombre de June su hermana gemela.
Ainhoa y Guille.
Para saber más.
https://concursoeltinterodeoro.blogspot.com/2022/12/concurso-de-relatos-34-ed-suenan-los.html
¡Hola! Qué curioso relato, empezando por el guiño del título al libro homenajeado. Me ha llamado mucho la atención un aspecto de esta historia: por una parte vemos el tema de los androides como algo futurista, sí... Pero no están tan lejos algunas cuestiones como la vinculación que tenemos ahora con las tecnologías, por ejemplo, todo lo que hacemos online. Es como si pareciera que ya estamos mucho más cerca de ese futuro. Me ha dado que pensar todo esto. Muy buen relato!
ResponderEliminarUn abrazo!
Gracias, M.A. Álvarez. Supongo que hace tiempo que vivimos en ese "futuro" que a la vez criticamos. Pero no nos damos cuenta de que también somos parte de la distopía.
EliminarMuy emotivo este relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias. Tienes razón, salió emotivo.
EliminarUn relato futurista, empapado de melancolía. Transmitís muy bien la nostalgia por un pasado irrecuperable ya para la protagonista y el ansia de libertad que la tecnología parece haber limitado. Me ha gustado mucho y el título buenísimo, también. Felicidades y mucha suerte.
ResponderEliminarGracias, Marta Navarro. La melancolía estaba ahí, supongo que está en todos nosotros de cierta manera. Sin llegar a ser drama, pero presente.
EliminarFantástica sensibilidad la de Pepa! Y estupendo final! Ginger, Fred y Pepa por fin en libertad! Un abrazo!
ResponderEliminarHola Marifelita :) que no falte la libertad. Un abrazo :)
EliminarMe olvidé comentar que el título del relato es sencillamente genial! Un abrazo!
ResponderEliminarGracias :)
EliminarMuchas gracias, Guille y Ainhoa, por participar en la 34ª edición del concurso de relatos de El Tintero de oro, homenaje a Philip K. Dick.
ResponderEliminar¡Un abrazo y mucha suerte!
Y fantástico video, muchas gracias también por el aporte.
Hola Pepe gracias a ti por la convocatoria, un abrazo y buen finde.
EliminarUna historia muy bien narrada, Ainhoa e Guiile. Os felicito. Suerte en el concurso.
ResponderEliminarUn saludo
Hola Carmen, muchas gracias que tengas un buen fin de semana. Un saludo.
Eliminar"A veces me gusta caminar sin propósito" perdiendo el tiempo, contemplar caer las hojas y a las cotorras en los árboles, porqué no.
ResponderEliminarNo se yo si me acostumbraría a un futuro sin naturaleza y sin paseos. Es cierto que como dicen algunos compañeros, la nostalgia pulula por todo el relato.
Esa hermana gemela June... me quedé sin entender lo de la placa.
Abrazo.
Hola Francisco en vez de una lapida había una placa con el nombre de su hermana gemela que fallecio. Es un homenaje al autor Philip ya que el también perdió a su hermana melliza siendo muy pequeños, algo de lo que nunca se recupero. Gracias por tu comentario y el interés. Un abrazo.
EliminarEl bosque es el lugar donde reposan los restos de los que se fueron.
EliminarUn cuento precioso. Reflexivo, que llega a la esencia de la libertad: "no podemos aferrarnos a una seguridad que no existe." Me encanta la evolución de la historia, la decisión de Pepa de escapar; la relación con las aves enjauladas, esclavas, y el proceso de cambio en la protagonista, que se da cuenta de que volar es más grande que someterse. La ambientación, estupenda, y el final, con el delicado recuerdo, es muy bonito.
ResponderEliminarFelicidades, una gran cuento.
Abrazo a ambas :)
Hola Maite, gracias por tu comentario tan reflexivo y cariño. Todo lo que dices es cierto ojala lo hayas disfrutado. Un abrazo y buen finde.
EliminarSi los androides sueñan, que no sean pesadillas. Qué complejidad la del mundo humanos & robots.
ResponderEliminarGracias, delaFlor. Ojalá no sean pesadillas, cierto.
EliminarHola Guille y Ainhoa. ¡Qué bonito relato! Empezando por el nombre. Recuerdo los árboles de Bahía Blanca llenos de cotorras verdes argentinas. ¡Sí, existen!
ResponderEliminarY siguiendo con todos los detalles y la filosofía de trasfondo: la percepción de la fugacidad de la vida, la certeza de que no podemos aferrarnos a una seguridad que no existe, que tenemos que ser libres, como Pepa. ¡Me encantó!
Un abrazo.
Hola, Trujamán. Sabemos que existen las cotorras verdes argentinas (aquí las hay, en nidos enormes, era un homenaje a lo real). Muchas gracias por tus palabras, nos alegra mucho que te gustara. Buen fin de semana, un abrazo.
EliminarLa libertad como telón de fondo. ¿Qué haríamos si no fuésemos libres?
ResponderEliminarBuen relato con un título muy ingenoso que pretede emular el que ha dado pie a este concurso.
Un saludo.
Hola Josep, Muy cierto es una buena pregunta esa, la libertad sin ella que haríamos? Lo de los titulos tiene su cachondeo. Un abrazo y buen finde.
Eliminar!Hola Chicas! La androide Pepa con capacidad de elección que quiere la libertad por que ve volar libres las cotorras verdes argentinas. (Mira que hay, y cada vez más. Prolíficas ellas. Veo que también las tenéis cerca). Un ginoide que quiere ser diferente o hace algo diferente (es un guiño a Blade Runner me lo parece) y una humana que añora momentos del pasado, algo tan simple como pasear, yo diría que hasta ir a visitar el médico (lo de la consulta telemática es lo más en la actualidad, diagnóstico sin ser palpado ni visto). E incluso esa nueva soledad de la protagonista cuando se marcha Pepa. Son tantos los detalles que habéis tenido en cuenta que daría para unos cuantos comentarios. Un abrazote Ainhoa y Guille.
ResponderEliminarHola Emerencia, muchas gracias por tu detallado comentario. :) Los detalles hacen la vida y la literatura. Un abrazo y buen finde.
EliminarHola, pareja, un relato emotivo y reflexivo que parece girar alrededor de la voluntariedad de las dependencias (emocionales, familiares, laborales...) que tenemos en nuestra vida, sea en un futuro más o menos próximo o en nuestra actualidad. A veces decidimos perder parte de nuestra libertad para compartirla o por otros motivos menos deseables. Me ha gustado, Ainhoa y Guille, vuestra historia. Buen relato.
ResponderEliminarSuerte en el Tintero, un abrazo.
Gracias, Carles. En realidad, como antes comentó Josep, la libertad -y sus límites- es el "meollo" del cuento. Muy buen fin de semana, un abrazo.
EliminarHola Guille, un relato melancólico y conmovedor. Me ha gustado mucho Pepa y sus deseos de libertad. Un relato precioso. Un placer leerte. Abrazos y suerte
ResponderEliminarHola, Nuria. La verdad es que Pepa tiene su encanto. Gracias por tus palabras, buen fin de semana, abrazos.
Eliminar¡Hola a los dos! Me ha parecido un relato muy bueno. Me ha gustado mucho el final, cuando dan esa pequeña reflexión después de contar la historia. Pienso que Pepa se comprendió más a sí misma viendo los pájaros encerrados, aunque finalmente resultará que no "pensaran" igual. ¡Un saludo y suerte en el Tintero!
ResponderEliminarMuchas gracias, Ulises. Ginger y Fred eligieron quedarse, no todo el mundo escoge lo mismo XD
EliminarMuy buen texto con la libertad de fondo.
ResponderEliminarMuy buena la referencia de la gemela, que ni en segunda lectura había cogido. Si no lo explicas en el comentario a Francisco, no me entero a pesar de haberlo leído en la introducción de Pepe.
Hay un cambio de narrador en mitad del texto que confunde, perdí el hilo. Con la segunda lectura ya queda claro.
El futuro que describes, al menos en parte ya está aquí tal y como aclaras, con el telebrabajo, las teleconsultas y demás teles que nos aleccionan y co trolan.
La libertad es quimera hasta para los humanos, somos libres para hacer lo que debemos. Da la impresión de que los únicos que han quedado aquí libres son las cotorras y Pepa. Minerva sigue atada a su trabajo y a su casa, y sola.la única libertad de la que disfruta son los paseos.
Suerte en el tintero y graciss mil por la presentación youtubera que hacéis cada concurso
Abrazooss
Hola Gabilante: me alegro que a la segunda lectura hayas pillado el hilo. Somos un poco puñeteros :) La libertad cierto que es quimera suerte para ti también y buena semana. Un abrazo.
EliminarHola Ainhoa y Guille. Un relato cargado de nostalgia por las cosas sencillas que los avances tecnológicos han hecho que se perdieran en ese futuro que narráis. La androide Pepa, como las cotorras, anhela una libertad que nunca tuvo, pero a diferencia de ellas Pepa si escapa de su encierro para buscar su propio camino. Incluso, en esa humanidad que poco a poco va alcanzando, siente la pena por su gemela fallecida. Mucha suerte. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Jorge. Siempre alegra que un relato guste y cause emociones. Y que te lo cuenten XD
EliminarHola, Guille:
ResponderEliminarUn relato ágil en su lectura y muy rico en sus sublecturas.
Un abrazo, Guille.
Hola, Ainhoa:
Vuestros relatos tienen siempre un regusto muy sugerente.
Gracias por compartirlos.
Hola Nino: Muchas gracias por tu comentario. :) es un placer leer lo que nos comentais y que lo que escribimos llega. Que tengas una excelente semana. Un abrazo.
EliminarVuestro relato, Ainhoa y Guille, me ha parecido de una calidad impresionante, con esas frases tan cortas como mazazos que encierra cada una de ellas una reflexión, y además, con el plus de las cotorras que hacen las veces de las ansiadas ovejas del resto propuesto y con la dualidad que pone punto final al relato y que tanto habla del autor y de su gemela ausente de este reto propuesto.
ResponderEliminarGracias, Tara, por un comentario tan agudo y detallado. Nos alegra que lo hayas disfrutado. Buena semana, un abrazo.
EliminarHola Ainhoa, Guille, Precioso relato en tono de melancólica ternura y la libertad siempre de fondo. Esas cotorras, ese bosque donde descansan los restos de los muertos, esos paseos silenciosos... todo está tan bien unido a las cotorras multicolores,,,Realmente encantador. Y gracias por el video. Un abrazo para las dos
ResponderEliminarGracias por tu comentario, Juana Medina. Tienes razón, los ejes son la libertad y la melancolía. Nos alegramos de que lo hayas disfrutado. De nada por el video, fue un placer. Buena semana, un abrazo.
EliminarEs un hermoso relato, me deja pensando, no podría vivir en un mundo puramente tecnológico sin naturaleza, la libertad es fundamental.
ResponderEliminarEn cuánto a las cotorras argentinas, les diría que aquí son plaga, está lleno por todos lados con sus enormes nidos y muchas veces hacen destrozos en cosechas y plantas.
me ha gustado mucho vuestro relato, saludos. PATRICIA F.
Muchas gracias, Somos Artesanos de la Palabra. Nuestras cotorras tienen un papel más poético, pero aquí también son plaga XD
EliminarMuy peligroso que un robot quiera ser libre, al paso que van terminaran exterminandonos sin siquiera parpadear. Un robot con esas ideas debe ser reprogramado o simplemente "retirarlo" o desactivarlo.
ResponderEliminarHola Jose: Seguro que a no tardar mucho en el tiempo esas frases no serán ni del libro ni de la peli y que estaran en conversaciones, y programas electorales. Un abrazo.
EliminarHola Ainhoa y Guille, la historia es preciosa, me ha gustado. El personaje de Pepa resulta muy atractivo. No sé si es intencional pero descoloca un poco el cambio de narrador, primero tenemos a Minerva narrando en primera persona y hacia la mitad del relato cambia a narrador omnisciente. Por lo demás me encanta la alusión a la obra de Dick, el mensaje sobre la importancia de la libertad con la liberación de las cotorras (y de la propia androide), en fin, un gran relato. Saludos y suerte en el concurso.
ResponderEliminarHola Ana: como dice un amigo cosas del directo. Nos dimos cuenta después del cambio de narrador. Seguro que la próxima vez no nos pasa. Gracias por tu apunte y por el comentario. Un abrazo.
EliminarHola, Ainhoa y Guille, el titulo es tan original que invita a leer. Me gusta que planteéis algo tan importante como la necesidad de libertad en esos tres seres tan diferentes, humanos, animales y androides. Muy buen relato, un abrazo para las dos!!
ResponderEliminarGracias, Lola Romero. La libertad era y es el cuento en sí mismo. Un abrazo.
EliminarHola, Ainhoa y Guille. Sentía muchísima curiosidad tras ver el titulo , la verdad. Me ha gustado mucho el relato, pero sobre todo me ha gustado el mensaje. Ser libre, algo que hoy es muy dificil, significa salir a comprar a la calle y no hacerlo online, ir a pasear al rio … Excelente.
ResponderEliminarMucha suerte en el concurso.
Un abrazo.
Hola Pedro gracias, y si es cierto en estos tiempos cuesta sentir esa libertad. Buen finde y un abrazo.
EliminarHola, Ainhoa y Guille. Me ha gustado el estilo intimista de este relato. Como un pensamiento narrado. Un futuro que ya es presente y lo aceptamos, pero que nos resistimos a abandonar lo que siempre nos gustó del pasado. Buen relato, pareja. Un abrazo.
ResponderEliminarHola, Ainhoa y Guille. Me ha parecido un relato intimista. El relato de un pensamiento verbalizado. El futuro que aceptamos sin olvidar lo que siempre nos ha gustado. Un buen trabajo, pareja. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Isan. Cierto, es un cuento intimista. Nos alegra que te haya gustado. Buen fin de semana, un abrazo.
EliminarHola. Un cuento perfecto para reflexionar. ¿Qué es mejor, la comodidad del encierro o la incomodidad de la libertad? Muy buen narrado la evolución de la protagonista. Y esa melancolía que todo lo envuelve. Muy buen trabajo.
ResponderEliminarFelicidades.
Hola Bruno: Muchas gracias una pregunta que habría que hacerse sin duda. Un abrazo y buena semana.
EliminarUna maravilla de relato. Original, emotivo y esperanzador.
ResponderEliminarMucha suerte en el concurso.
Muchas gracias por tu tiempo y tus palabras, Estrella Pisa. Buen domingo, un abrazo.
EliminarHola, Guille! Me ha gustado mucho tu relato, con esa melancolía que recorre toda la historia. Un abrazo!
EliminarHola, Guille! Soy Beri. Me ha gustado mucho tu relato, en especial esa melancolía que recorre la historia. Un abrazo!
ResponderEliminarMuchisimas gracias, Beri. Nos alegra que hayas pasado un buen ratito de lectura. Abrazos.
EliminarHola Ainhoa y Guille. Muy buen relato! Muy nostálgico. Me hace pensar que todos somos como esas cotorras que son libres de ir al bosque a pasar frío y hambre y muchas veces nos abren la puerta y nos quedamos adentro. Lo de la hermana no lo termino de entender. Pero la historia está muy bien narrada. Un abrazo
ResponderEliminarHola Mirna una bonita reflexion la tuya. En cuanto al final Minerva va a un bosque que es a la vez cementerio donde reposa su hermana June que por los comentarios de la primera murio cuando era una niña, y era su gemela o melliza al igual que Dick perdió a su hermana melliza cuando eran unos bebes, era un guiño al autor. Un abrazo y buena semana.
EliminarHola, Ainhoa y Guille. Una curiosidad mía para empezar: ¿Cómo es eso de escribir a cuatro manos?
ResponderEliminarEn fin, vamos al grano. Lo primero que llama la atención es la forma telegráfica en la que está narrado el texto. Muy acorde con las órdenes sinópticas propias de un cerebro artificial, de una máquina.
El título me hizo reír nada más leerlo en la página del Tintero —antes de leer el relato— y me ha parecido un guiño muy divertido a la obra de Dick, como también lo es —un guiño— el asunto de la hermana gemela, como la de Dick, pero esta vez triste.
El relato es original de pies a cabeza, de principio a fin, y toca como tema central el ansia de libertad que todos, humanos y máquinas, tenemos en común. Me ha gustado.
Suerte con el reto!
Hola, MU RU1Z: escribir a cuatro manos es como contar un cuento de manera coral, cada quien apoya el relato para que el auditorio disfrute con detalles y con (en este caso) dos voces. Muchas gracias por tu pregunta y tu atención. Abrazos.
EliminarUn relato muy interesante y muy emotivo. Me gustó como utilizaste el vuelo de las aves como un paralelismo de la libertad anhelada.
ResponderEliminarSuerte en el concurso.
Un saludo.
Gracias a ti, Cynthia. Volar como símbolo de libertad si que es un cuento viejo. Igual por eso funciona. Abrazos.
EliminarBuenos días, Ainhoa.
ResponderEliminarUn título muy simpático para un relato muy reflexivo.
Aquí es el androide el que hace pensar al humano y cambiar la forma de ver la vida. Muy interesante y, ojalá, profético.
Espero que Pepa pueda disfrutar de su libertad y contagiar a más gente con su empatía.
Felicidades, me encantó.
Un Abrazo y Felices Fiestas.
Hola Jose Ant feliz navidad para ti también ojala que como dices sea profético. Un abrazo y buena semana.
EliminarUn tema interesante la libertad ¿ será que algún día la tecnología nos libere? creo que cada día vivimos atrapados en ese mundo que nos tiene enjaulado como a Pepa. Suerte y abrazos desde Venezuela.
ResponderEliminarHola Raquel Bienvenida :) ojala tengamos libertad en un futuro. Un abrazo.
EliminarLibertad una categoría interesante en tu relato me pregunto ¿será que la tecnología nos deje libre alguna vez? saludos desde Venezuela. Feliz Navidad.
ResponderEliminarUn relato muy bien contado, con un trasfondo que hace pensar si se llegará a vivir esa situación que tu narras con tanto detalle.
ResponderEliminarSerá posible que se den esas situaciones donde la tecnología nos hará libres?
Un abrazo Anhioa y suerte en el concurso
Puri
Hola Dulcinea es una buena pregunta la que haces ojala la respuesta sea afirmativa. Un abrazo.
Eliminar¡Hola Ainhoa y Gille! Un relato muy bien estructurado y narrado que además se convierte en un alegato a la libertad. Hace reflexionar y preguntarnos si realmente somos tan libres como pensamos o estamos en la misma situación que Pepa. Un saludo.
ResponderEliminarGracias, Rocío. Igual estamos como las cotorras Fred y Ginger. O no. Un placer leerte, felices fiestas y un abrazo.
EliminarHola, Ainhoa y Guille. Un relato muy emotivo, aunque sea futurista y la fría tecnología lo invada todo, donde las relaciones entre humano y androide acaban empatizando. Me gusta el detalle de la coquetería de la replicante en cuanto al uso de su pañuelo, es de una IA rebelde con su condición. El cambio de primera a tercera persona para separar las dos partes de la historia queda bien para marcar más el propósito de la misma,
ResponderEliminarP.D. Muy ameno también el video de la introducción del reto. 👍
Saludos y suerte. 🎄🎅🥂🖐️
Hola JM muchas gracias por fijarte en esos detalles demuestran que lo has leido con interes y detenimiento. Felices fiestas y mejor 2023 y ojala en este futuro nos llevemos bien con las IAS. un abrazo enorme.
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