Un día decidí
darme por vencida renuncie a todo lo que tenia, a mi trabajo, a mi relación, a mi vida. Nada tenía
sentido y las cosas tan solo Iban de mal en peor. La última pelea que habíamos
tenido me llevo a pasear bajo la lluvia sin sentido. Acabe por sentarme bajo
los soportales de una plaza en la que no había nadie. A lo lejos me pareció
escuchar los pasos de alguien que se
acercaba. Las campanas dieron las cinco y la señora se dispuso abrir su
estanco. Sentada en un escalón seguía viendo llover. No podía llorar pero
tampoco sentía demasiadas ganas de levantarme.
Entonces alguien puso una mano en mi hombro.
─ Sois muy poco originales los jóvenes no hay día que no
me encuentre a alguien en este escalón sufriendo por algo.
La seguí y me invito a un café, mientras me contaba su
historia, como si fuera un buen libro, nada de dramas, hablo durante media hora
y después me señalo una pila de revistas que tenía en una esquina.
─Esas revistas son como el I Ching a quien ha venido por
aqui y ha buscado una respuesta siempre le han ayudado inténtalo y llévatela
seguro que de algo te sirve.
Busque entre las
revistas y me sentí atraída por una de
estética nipona.
Entonces entro un
cliente y me despedí de mi nueva amiga. Habia dejado de llover, Volvi al
escalon y me senté. abri la revista la ojee hasta que me detuve en esta
historia:
Habia perdido las ganas de seguir adelante ni familia ni mi trabajo ni mis amigos lograban animarme por lo que decidi buscar una razon para no rendirme."Fui al bosque para hablar con un anciano que decían era muy sabio. -¿Podría darme una buena razón para no darme por vencido? Le pregunté. -Mira a tu alrededor, me respondió, ¿ves el helecho y el bambú? -Sí, respondí. -Cuando sembré las semillas del helecho y el bambú, las cuidé muy bien. El helecho rápidamente creció. Su verde brillante cubría el suelo. Pero nada salió de la semilla de bambú. Sin embargo no renuncié al bambú. -En el segundo año el helecho creció más brillante y abundante y nuevamente, nada creció de la semilla de bambú. Pero no renuncié al bambú. -En el tercer año, aún nada brotó de la semilla de bambú. Pero no renuncié al bambú. -En el cuarto año, nuevamente, nada salió de la semilla de bambú. Pero no renuncié al bambú. -En el quinto año un pequeño brote de bambú se asomó en la tierra. En comparación con el helecho era aparentemente muy pequeño e insignificante. -El sexto año, el bambú creció más de 20 metros de altura. Se había pasado cinco años echando raíces que lo sostuvieran. Aquellas raíces lo hicieron fuerte y le dieron lo que necesitaba para sobrevivir. -¿Sabías que todo este tiempo que has estado luchando, realmente has estado echando raíces? Le dijo el anciano y continuó… -El bambú tiene un propósito diferente al del helecho, sin embargo, ambos son necesarios y hacen del bosque un lugar hermoso. -Nunca te arrepientas de un día en tu vida. Los buenos días te dan felicidad. Los malos días te dan experiencia. Ambos son esenciales para la vida, le dijo el anciano y continuó… 2 -La felicidad te mantiene dulce. Los intentos te mantienen fuerte. Las penas te mantienen humano. Las caídas te mantienen humilde. El éxito te mantiene brillante… Si no consigues lo que anhelas, no desesperes… quizá sólo estés echando raíces… "
La Leyenda no me salvo la vida pero sí que me ayudo a
recordar algunas cosas y dejar de mirarme el ombligo. Quise devolver la revista
a la estanquera lo curioso es que como no fumo no frecuentaba la tienda al
parecer me tome el café y me prestó la revista la madre del actual dueño,
aquella tarde había ido por última vez a trabajar mientras hablábamos la
estaban enterrando. Por lo que el estanco estuvo cerrado.
Fuera un delirio o verdad doy gracias a mi benefactora
por su consejo.
Dedicada a Epona
Imagen de Pixabay
Muy acertado. Enhorabuena.
ResponderEliminarGracias Guille :)
EliminarHola preciosa. El I Ching es muy sabio. A mi una vez también me habló, en mi caso me habló sobre zorros que cruzaban lagos helados.
ResponderEliminarMuchos besos cariño:D
Muy interesante Margarita a mi me ha hablado alguna vez también es cuestión de escucharlo. Un abrazo hadita. :)
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