Te quiero y me duele.

Se llamaba Goya y tenía 62 años. Falleció la víspera de la virgen del Carmen, era muy joven y llevaba sobre sus espaldas el peso del mundo. Esta mujer era luchadora, fuerte, y era mi madre. En ocasiones dicen que una imagen vale más que mil palabras. Yo que me muevo como pez en el agua entre las letras  ahora se  que con ellas no puedo expresar todo lo que siento.

 La primera vez que la palabra Cáncer entro en nuestras vidas fue hace mas de 20 años, mi madre era algo mayor de lo que soy ahora y no quiso nunca que supiéramos la gravedad del asunto. Siempre fuimos muy cercanas, aunque dicen que las madres no puede ser nuestras mejores amigas yo creo que fue así. No tendré días en la vida para agradecer todo lo que hizo por mí.  A pesar de la distancia siempre estábamos una cerca de la otra.

Año tras año la veía irse el día de la revisión, hacerse sus pruebas y volver con su sonrisa y un año más de vida arrebatado a su oponente. Siempre me alegre pero quiza ahora que ella no esta, entiendo que aquellas batallas vencidas eran su mejor premio. Hace 5 años llego de nuevo en forma de bulto, el miedo la angustia de que será, los fantasmas del pasado volvían para quedarse.

 Radio, operaciones, miedo, llantos, llagas, efectos secundarios, pesadillas, incertidumbre, para las dos. Después dos años de tregua, para una batalla que duro casi 9 meses se marcho. Para dejarnos huérfanos y un mundo más oscuro y más triste.

 Hoy casi dos años después he escrito mis primeras palabras sobre todo esto y se que no serán las ultimas ya que mucho me queda por decir y rendirle homenaje.

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