Micaela había conseguido entrar a trabajar en el ayuntamiento de su pueblo, un plan de empleo durante un año. Opositora nata un poco de aire no le vendría mal . Y mas después de haberlo dejado con Ernesto después de casi tres años juntos. El problema que su ex también trabajaría con ella, se lo encontró el primer día de trabajo en los vestuarios mientras se cambiaba para ir a limpiar las hojas de la plaza. El que el la había dejado por mensajería instantánea ni se había dignado hacerlo en persona. Su primer pensamiento, que sería un año muy largo.
Al ser peones tenían trabajos muy diversos. Barrer, podar, recados, labores de limpieza, labores en el campo santo. Hasta aquel día habían tenido suerte de no tener que trabajar juntos. Pero les toco trabajar mano a mano, ayudar a prepararlo todo para un sepelio.
Ella trabajaba en silencio, a una distancia considerable cuando escucho algo caerse, a ellos los habían puesto a quitar las malas hierbas y el agujero ya estaba hecho, miro dentro y allí estaba Ernesto, ni corta ni perezosa pillo la pala y le hecho encima un par de paladas de tierra, hasta que lo escucho gritar. Llamo a sus compañeros para que la ayudaran a sacarlo. Desde aquel día lo enterró para siempre en el olvido y el año paso mas rápido de lo que pensaba. Tenia toda la vida por delante.
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Hola, Ainhoa Muchas gracias por participar. Un abrazo fuerte.
ResponderEliminarHola Bruno a ti por el reto. Un abrazo.
EliminarMenos mal que fue algo simbólico y no llegó la sangre al rio. Fue un remedo de enterramiento metafórico de los sentimientos de amor-odio que le ayudaron a recolocar las emociones y equilibrar los chakras.
ResponderEliminarAbrazo.
Hola Francisco cierto el enterramiento simbólico fue terapéutico. Un abrazo y buena semana.
Eliminar¡Menuda venganza! Un relato con su pizca de humor negro que refleja muy bien el dolor que causa el desamor. Estupendo, Ainhoa.
ResponderEliminarHola Marta muchas gracias, el humor que nunca nos falte. Abrazos.
EliminarJa, ja, ja. Qué pena que no continuara con el enterramiento, ja, ja, ja. Me encanta el humor negro. Buen relato, ja, ja, ja. Me voy con la sonrisa a enterrar a alguien en otra parte.
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias Pluma del Este y cuidado con lo de enterrar que puede traer problemas. Un abrazo.
EliminarUna buena manera de sacarse de encima a quién no la merece, un par de paladas de tierra no matan a nadie y a ella le sirvió para desterrarlo para siempre de su mente.
ResponderEliminarPor otro lado, qué lugar más desagradable para caerse ese hombre, jajaja, me hizo reír.
Buen relato Ainhoa, un abrazo.
PATRICIA F.
Hola Ainhoa, buenísimo, un "entierro" simbólico, justo lo que ella necesitaba para superar aquel mal amor. Me gustó, se me hizo muy original. Saludos.
ResponderEliminarHola Ana, muchas gracias por tu comentario. Al parecer con un poco de tierra le basto. Un abrazo.
EliminarHola, Ainhoa.
ResponderEliminarBuena manera de dejar atrás, enterrado, mira que he visto que al final había un homicidio, suerte que al final ha sido simbólico, ;)
Genial.
Un abrazo.
Hola Irene, pues si fue simbólico, otra cosa seguro que le hubiera traído algún problema. Un abrazo.
EliminarHola, Ainhoa, jajaja, le vino genial la caída para enterrarlo (y nunca mejor dicho). A veces es necesario un "golpe" así para olvidar de una vez.
ResponderEliminarMuy bien narrado, con su toque de humor incluido.
Un abrazo. 🤗
Hola Merche muchas gracias, que el humor nunca falte. Un abrazo.
EliminarEnterrado y bien enterrado su recuerdo. Y ya no volvió a aparecer por ningún lado. Una buena manera de olvidarse. Besos. SAntidepaul
ResponderEliminarHola Santi, pues si, olvidado, olvidadito. Un abrazo.
EliminarNo quiero imaginar lo que tiene que ser tener que trabajar con una antigua pareja. Por bien que se lleven tiene que ser de lo más incómodo. Salvo que consigas enterrarlo en las profundidades del olvido.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Rosa, no debe ser fácil para nada. Un abrazo.
EliminarUna buena lección que a buen seguro no olvidará. Un abrazo
ResponderEliminarHola Nuria, mucha razón tienes. Un abrazo.
EliminarEs una historia sencilla pero con un giro que le da fuerza.
ResponderEliminarMe gusta tu estilo coloquial, directo y con un toque de humor negro. En pocas líneas, el texto establece personajes, conflicto y desenlace sin rodeos, lo que lo hace ágil. El acto de echar tierra a Ernesto y el comentario “lo enterró para siempre en el olvido” combinan ironía con un simbolismo literal, añadiendo un giro divertido.
Este relato breve tiene un encanto especial por su simplicidad y su giro sorprendente. Me encanta la escena de Micaela echando tierra a Ernesto; es un momento de humor negro que transforma una situación incómoda en algo liberador y memorable. La idea de “enterrarlo en el olvido” me pareció un cierre brillante, tanto literal como emocional, y le da al texto una fuerza inesperada.
Te invito a pasarte por mi blog y comentar lo que desees. Tu opinión siempre será bienvenida.
Hola Marcos, gracias por tu comentario. Me parece muy interesante tu enfoque sobre mi relato. Y será un placer visitar tu Blog. Si me compartes el enlace me pasare con gusto y comentare al igual que has hecho. Un saludo.
EliminarMi enlace es:
Eliminarhttps://marcosplanet.blog/mensaje-desde-una-cima-nevada/
Saludos cordiales
Desde luego, una forma excelente de pasar página: si el amor está muerto, pues se le entierra. Y fin de la historia.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola Necco una buena apreciación. Saludos.
EliminarSolo le faltó decirle: "y ahí te quedas con tus muertos", una frase de lo más apropiada al contexto. Pobre Ernesto, seguro que desde ese día prefiere a Oscar Wilde. Un saludo.
ResponderEliminarHola Isra, tu comentario también tiene puntazo de humor negro. Pues lo mismo se hace fan de Oscar Wilde. Abrazos.
EliminarHola Ainhoa, un buen golpe y a otra cosa mariposa nunca mejor dicho.
ResponderEliminarUn abrazo!
Hola Dakota muy cierto. Un abrazo.
Eliminar¡Hola Ainhoa! Vaya berenjenal en el que se metió la protagonista de tu relato. Tener que trabajar con tu ex no tiene que ser plato de buen gusto pero bueno parece que le sirvió para pasar página.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola Rocío pues si la tenia armada. Pero como dices supo superarlo. Gracias por tu comentario. Un abrazo.
EliminarHola, Ainhoa, buenisimo tu micro, nos hace reir, sopesar y reflexionar a fondo la vida y sus avatares, sus situaciones tan impredecibles. Un abrazo
ResponderEliminarHola Harolina me alegro que mi relato de que pensar. Un abrazo.
EliminarHola, Ainhoa, un relato muy curioso y original, no solo por lo de trabajar con su ex, sino por lo mal que se percibe la cosa entre ellos y por esa casualidad de que el destino se lo puso más fácil de lo que esperaba, ja, ja.
ResponderEliminarEchar tierra de por medio es tan simbólico como el fuego, si que funciona de maravilla esa quema de cartas y cosas, ja, ja. Gracias por las risas, un gusto leerte.
Cierto Harolina eso de quemar y hechar tierra tiene su simbolismo. Gracias a ti por comentar. otro abrazo.
EliminarEl final es glorioso. No sé si, con el carácter de la chica, al que se le va a hacer largo el año va a ser a Ernesto.
ResponderEliminarMuy buen relato.
Un abrazo.
Hola Macondo, pues si a Ernesto se le va hacer un poco largo. Gracias un abrazo.
EliminarBuenas, Ainhoa.
ResponderEliminarUna mujer de armas tomar, ve la ocasión y no la desperdicia. No me gustaría tenerla de enemiga.
Pobre Ernesto, menos mal que al final el enterramiento quedó en algo metafórico.
Un saludo.
Irene
Hola Irene, así es vio la ocasión y no se lo pensó. Un saludo.
EliminarHola, Ainhoa. En ocasiones, para superar desamores o desengaños debemos traer nuestra predisposición al mundo físico para que sea visible. Los pensamientos son vagos y suelen esconderse. Quizá, eso sea la base de los ritos de toda la vida, hacer visible los sentimientos. En este caso, el pseudoenterramiento, le mostró y dio cuerpo al final de la relación y a pasar página. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarHola David, una reflexión muy interesante. Que lo que se piensa y siente sea acción demuestra sin duda un avance. Un abrazo y feliz domingo.
EliminarUna situación cargada de simbolismo con ese final de pasar página tan acertado.
ResponderEliminarUn abrazo Ainhoa
Puri
Hola Dulcinea, muchas gracias por tu comentario. Un abrazo y buena semana.
EliminarDuro. Casi un relato de terror que no ve venir. Así son muchos odios, callados, silenciosos, como tu protagonista..., pero contundentes.
ResponderEliminarUn abrazo :)
Hola Maite, en ocasiones como dices los odios, los problemas están ocultos tanto que a veces se tarda en darse cuenta. Un abrazo y buena semana.
EliminarHola Ainhoa, un método un poco drástico de enterrar una relación, aunque no se puede dudar de que es efectivo. En cualquier caso ha pasado página rápidamente. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Jorge, cierto que ha sido muy rápido. Gracias por pasarte. Un abrazo.
EliminarA veces lo mejor es alejarse. Me gusto tu relato. Te mando un beso.
ResponderEliminarHola J.P cuando algo no nos hace bien es mejor poner tierra por medio (nunca mejor dicho) Un abrazo y gracias por pasarte y comentar.
EliminarHola J.P cuando algo no nos hace bien es mejor poner tierra por medio (nunca mejor dicho) Un abrazo y gracias por pasarte y comentar.
EliminarMenudo susto se habrá llevado el susodicho! Muy bueno.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Mirna, muchas gracias :) un abrazo
EliminarEs un relato corto con un tono agridulce y un giro ingenioso. La historia de Micaela, enfrentándose a un año laboral junto a su ex Ernesto tras una ruptura dolorosa, tiene un arranque realista y relatable. El texto refleja su resignación inicial. El momento clave —enterrar simbólicamente a Ernesto con paladas de tierra en el cementerio— es un golpe de humor negro efectivo, y su grito añade un toque humano que equilibra la escena. El final, con ella liberándose y mirando al futuro, es optimista, aunque sin exagerar...
ResponderEliminarFelicidades Ainhoa
Ja, ja, ja. No sabía por dónde iba a salir la historia hasta que abruptamente llegó el desenlace.
ResponderEliminarPoco le hizo, la verdad. Seguro que fue sin querer... Tierra para el gusano je, je.
Creo que fue sin querer queriendo, De la Flor. Un abrazo.
Eliminar¡Hola Ainhoa! Cuando leí lo del entierro se me paró el corazón, jajajajaja. Menos mal que era algo simbólico, como comenta Francisco Moroz. ¡Buen micro! ¡Un saludo!
ResponderEliminarHola Ulises si simbólico y un poco terrenal también. Gracias por pasarte y comentar. Un abrazo.
EliminarUn desamor con mucha venganza. Un saludo.
ResponderEliminarHola Mamen un poco de venganza sin duda. Un saludo.
EliminarHola, Ainhoa. Veo que por defecto salgo como Anónimo y no puedo, o no sé, como solucionarlo. El caso es que soy Josep María Panadés, el de Retales de una vida, je, je, y quiero decirte que este relato se me antoja un poquitín morboso (je, je) y muy divertido.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola Josep cosas de Blogger que le gusta jugar. Si tiene un poco de esas dos cosas. Un abrazo.
Eliminar¡Hola, Ainhoa! ¡Qué mejor forma de enterrar un desamor que echarle algo de tierra encima! jaja. Me ha gustado mucho cómo has creado un ambiente de tensión al forzar un día de trabajo conjunto con los dos y ese giro irónico de la chica que decide exteriorizar el fin de un sentimiento que, seguro, le estaba doliendo.
ResponderEliminarMuy bueno.
Un abrazo desde la Buhardilla de Tristán.
¡Hola, Ainhoa! ¡Qué mejor forma de enterrar un desamor que echarle un poco de tierra por encima! jaja. Me ha gustado mucho cómo has creado tensión, con ese día de trabajo conjunto, para después sorprendernos con un giro irónico. Estoy seguro de que, para la protagonista, resultó un gesto catártico.
ResponderEliminarMuy bueno.
Un abrazo desde la Buhardilla de Tristán.
Hola Javier sin duda para la protagonista tuvo que ser una pedazo de katarsis. Gracias por pasarte y comentar. Un abrazo.
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