No, no queremos ver la muerte. La única certeza real que tenemos. Basta con pasar 48 horas en un hospital. Hay quien se ofende y la monta, de traca, porque el caballero que ocupaba la otra cama hace ruido, y no está en su juicio.
En la madrugada, todos somos meros destellos de luz que se apagarán un día. Nada menos. Nada más.
Fotografía propia, bajo la misma licencia que el blog.
No somos conscientes de lo que importa en realidad solo de lo que nos molesta. Gracias Guille por compartir y escribir tan importante reflexión.
ResponderEliminarEs triste ver tanto egoísmo, tanta necedad, y tanta miseria emocional. Pero hay que mantener la esperanza.
EliminarMe encanta Guille cuando dices que la muerte es la única certeza que tenemos, ... pero siempre preferimos mirar hacia otro lado, cómo los niños cuando se tapan la cara, ante un peligro intentando esconderse
ResponderEliminarMirar hacia otro lado es humano. Quejarse de que alguien molesta en una habitación de tres, donde todo el mundo está solo, sin visitas, cada quien con su realidad, es lamentable. Gracias por tu amable comentario.
ResponderEliminarCiertamente muy triste a la par que duro y real.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo Guille. Y perdemos tanto tiempo sin disfrutar de esos destellos... Besos :D
ResponderEliminarHay que disfrutar de la vida y de la esperanza, Margarita. Muchas gracias por tu tiempo y tus palabras.
EliminarGracias por leer y comentar. Son cosas que pasan, se asumen, y enseñan.
ResponderEliminarCon mi padre pasé muchas noches en el hospital, doy fe de que se aprende más que en todos los colegios del mundo.
ResponderEliminarSaludos, Ricardo.
Así es, Ricardo. Gracias por tu tiempo y tu comentario.
EliminarLas noches en los hospitales tienen una "dureza" especial. Creo que quien pasa por ellas teniendo como esperanza que su luz no se apague no las olvida.
ResponderEliminarSaludos
Ciertamente, Ambar: gracias por tu tiempo y por tus amables palabras.
ResponderEliminar