Hace 18 años que la Costa Da Morte hizo honor a su nombre por motivos ajenos a ella. Recuerdo estar en casa atendiendo a los quehaceres diarios cuando me acerqué a escuchar la televisión que mi madre estaba viendo.
Todavía recuerdo la impotencia que me acompaña desde entonces, lo que solo eran unos hilos de plastilina trajeron la muerte, la destrucción y heridas de las que todavia ni la tierra, ni los que la amamos ni los que moramos en ella nos hemos recuperado.
Podría hablar de la corrupción, de los inútiles planes de conservación, de ese cambio climático que al parecer para muchos no existe, y todo eso quedaría en papel mojado y tan negro como las galletas de chapapote que todavia llegaban a las costas más de cinco años después.
Me quedo con la solidaridad de los vecinos, de la gente que vino desde todos los puntos de la península y fuera de ella a ayudar. Una marea blanca que luchaba por devolver el color y la vida a una mar muerta, negra, cuyo sonido era el de la ballena herida en agonía.
Era un 13 de noviembre como hoy imposible de olvidar.
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Imagen de las redes sociales.
Era un trece de noviembre. Gracias por hacerlo recordar. Muy buena entrada.
ResponderEliminarA ti por leerme y por comentarme un abrazo enorme.
EliminarMuy buena entrada amiga mía. Lo recuerdo 😔
ResponderEliminarGracias Margarita un triste día. Un abrazo y buen finde.
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