Aún tenemos los días,
los días vulgares de uñas de sombra.
Tenemos los días, uno a uno:
los que imaginamos, pintamos de colores,
cada día único y mil veces reinventado
mientras podemos elegir.
Cuando ya no hay elecciones aún quedan los días,
uno a uno. Y creemos en vano
que son los días que más duelen.
Son solo días, uno tras otro, como los demás días.
Pintados o sin pintar, vividos o sufridos
hasta el fin de la cuenta de los días.
Y cuando se acaba esa cuenta
empieza la infinita cuenta de la memoria:
pintada de colores, día tras día.
Amigo Guille, eso os deseo yo a tí y a Ainhoa, pintar de colores los días, uno a uno, día tras día, primero colores pastel, y después fuertes colores vivos, pero pintar los días de colores.
ResponderEliminarMuchos besos :D
Gracias por tu comentario, Margarita. Los buenos deseos tienen su poder y su magia.
EliminarEso es actitud,... así los días seran de colores, siempre!
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario, El Baile del Norte.
EliminarBello. Bello!
ResponderEliminarGracias, buhoevanescente. Muy amable por tu parte.
EliminarDifícil es adentrarse en el mundo de la poesía. A los valientes que lo hacen se les merece dedicarles un aplauso. Y lo hago en la distancia.
ResponderEliminarUn saludo
Es posible que el miedo y la severidad excesiva sean nuestros peores enemigos, Carmen. Muchas gracias. Y buen finde!
EliminarTenemos los días, efectivamente. Pintarlos, colorearlos, perfilarlos siempre en modo distinto.
ResponderEliminarNo caben dos dibujos en uno.
Besos, Ricardo.
Gracias, Ricardo.
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