La mirada de la máscara.



En el principio, las máscaras eran memoria. Un retrato más o menos fiel del rostro de un difunto, una forma de que su apariencia perviviera más allá de la muerte y la descomposición. La máscara formaba parte de un ritual religioso, ceremonial. 

En ese sentido, las máscaras japonesas recorrieron un largo camino desde ser mostradas como reliquias familiares (por cierto, también lo hicieron los romanos muchos siglos después) hasta la llegada del budismo. Danzas ceremoniales aceptaron la máscara para representar episodios morales, e incorporaron como propios festivales anteriores de cultos autóctonos. También asumieron temas populares semejantes a nuestros carnavales, cómicos y heterodoxos.


En torno al siglo XIII de la era común encontramos las primeras máscaras del teatro Noh. Son algunas de las que estáis viendo. Al igual que en los escenarios occidentales de la misma época, todos los intérpretes son hombres. Curiosamente, una de las máscaras más famosas es la de Hannya, una mujer que se transforma en demonio a causa de los celos y el despecho.


Tal vez debido a sus orígenes rituales, los actores Noh consideran que las máscaras tienen un poder espiritual inherente. Algunas máscaras están diseñadas para que el más pequeño cambio en la posición de la cabeza del actor pueda expresar una amplia gama de emociones como la tristeza, la ira y la felicidad.

Debido a que han de llevar las máscaras durante largos períodos de tiempo, están talladas en ciprés japonés ligero; decoradas con pigmentos naturales y laca, sobre una base de cola y colores procedentes de conchas marinas trituradas.

En las vísperas de año nuevo, los habitantes de algunas ciudades japonesas visitan las casas de sus vecinos vistiendo impermeables de paja y grandes máscaras. Como parte de una tradición que se remonta siglos, llevan máscaras de color rojo para representar espíritus masculinos y de color azul para los femeninos, y preguntan si los niños de la casa se comportan mal. Los dueños de la casa ofrecen a los visitantes comida y bebida, y los enmascarados bendicen a la familia con la promesa de una buena salud y fortuna.

Imágenes propias, bajo la misma licencia que el blog.

Comentarios

  1. Es curioso como todo lo que has contado vuelve a los temas primigenios, el amor y la muerte. Y como en el dia a día las mascaras son parte de nosotros y en las fiestas dejamos unas para ponernos otras y en los que fueron danzas y representaciones místicas de igual manera. Un aticulo muy interesante y adecuado para estos días. Gracias Guille. Un abrazo. :)

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    1. La máscara es siempre un tema interesante. Sin duda debe serlo, porque las hay de hace unos nueve mil años en diversas culturas: hace mucho tiempo que nos preocupa. Gracias por leer y comentar. Wapísima.

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  2. Muy interesante, lo cierto es que colecciono máscaras, me fascinan. También las nuestras, las que nos colocamos cada día, esas me interesan mucho. Pronto subiré algo al respecto. Felicitaciones por el articulo.


    Ricardo.

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    1. Gracias, Ricardo. Será muy interesante leer lo que quieras contarnos acerca de las máscaras.

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  3. En Grecia y Roma los actores de teatro también llevaban máscaras, lo cual induce a pensar que la cultura occidental estaba emparentada con la oriental.
    Saludos

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    1. Las máscaras son multiculturales. Gracias por tu comentario, Carmen, y buena semana.

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  4. Hola Guille, me ha encantado y fascinado. Me parece muy interesante el mundo que ocultan las máscaras. Pienso que tras ellas hay una historia, al igual que tras la persona que las usa. Misterio, romanticismo, juegos... un poco de todo. Me parece un tema fascinante.

    ¡Muchos besos! :D

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    1. Gracias por leer y comentar, Margarita. Ciertamente, las máscaras son fascinantes. Buena semana (con paragüas).

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