Cuando habían llegado al
bloque no se habían fijado en aquella pareja de gigantes. Una tarde subieron
con Doña Joaquina, que se los mostró. Estaban en la casa desde que fue
construida, por lo menos eso era lo que le había contado la Nico.
En el pueblo Estela y Jacobo
se habían interesado por el agua de lluvia y la forma de recogerla. Varias veces habían sacado
el tema en las reuniones de portal, pero no parecía que hubiera cuajado.
Habían estado ahí desde que
el mundo era mundo y nadie se había preocupado de ellos, o por lo menos eso
parecía. El último otoño por fin habían decidido por mayoría ver el estado de
los gigantes, una limpieza y un medio llenado, muy a tiempo ya que el siguiente
verano fue uno de los más calurosos.
Un gigante se fue llenando de agua de lluvia hasta el
verano, y aquella se utilizó para todo lo que no era beber y cocinar. El otro, llegado abril y mayo, se fue llenando para
consumo doméstico.
No fue un mal paso, por lo
menos eso es lo que les parecía a ellos dos, hasta Joaquina no contó demasiadas
ideas conspiranoicas, en privado por supuesto.
Pasaron junio y julio y
llegó agosto abrasador, uno de los más calurosos que recordaban. Hasta las
mosquitas se negaban a picar.
Algunos se habían ido de
vacaciones, otros seguían esperando septiembre como agua de mayo. Las noticias
de relleno se escuchaban en la radio de doña Joaquina que, aprovechando las
primeras horas del día, hacía su propio recorrido en sus fuentes de información
para ver que se movía en las aguas estancadas de agosto.
Apagó la radio y acarició a Agatha, la mitad de lo que
decían en la radio mentira y la otra mitad no sabían de qué informaban. Escuchó la puerta cerrarse
y salió a saludar a Estela.
Subieron a la terraza y se
pusieron a regar el pequeño huerto,
Joaquina le contó las ultimas noticias sobre maleantes, delincuentes y casos
varios.
Estela volvió a llenar la
regadera y miró al gigante bonachón de agua de lluvia. Mientras, Joaquina le contaba que había hablado con Nico
y que de todo lo que le había contado se quedó con que andaban robando en los
pueblos de alrededor y que no los habían logrado pillar, además de que el modus
operandi nunca era el mismo.
Joaquina había estado
investigando, ya existían algunos casos aislados en la ciudad y no estaba
tranquila, los próximos podrían ser ellos. Había hablado con su sobrino Rober y por sus
círculos no sabían gran cosa.
Hablar con el presidente de
la comunidad no serviría de mucho, la puerta se cerraba por la noche y más allá
de lo normal no había mucho que contarle al buen hombre.
Estela invitó a Joaquina a
tomar algo en su casa, para que le siguiera contando. Jacobo no estaba pero
cuando volviera le pondrían al día.
Balkis saludo a Joaquina,
paseándose entre sus pies mientras Estela dejaba la regadera y entraba en la
cocina. Sirvió un par de cervezas y regresó mientras escuchaba a Joaquina que
ya había tomado asiento.
Al rato entro Jacobo, cargado
cual rey mago, y las saludó mientras les contaba las peripecias de la mañana y
se ofrecía a traer otra ronda.
La conversación trascurría
sobre Tardóniz un cliente asiduo de Jacobo, no era mala gente pero tardaba
mucho en pagar generalmente, menos aquella vez.
El hombre estaba bastante
preocupado, vivía en un edificio del centro, con piscina, jardines, y pistas de
pádel. Eran cuatro portales y en los dos primeros ya habían robado, el
siguiente era el suyo.
Mientra Jacobo iba y venía
preparando la comida y escuchando la conversación, Joaquina hizo el patrón de
la situación, conocía los edificios, se llamaban Jardines del Paraíso: en ellos
trabajaba como portera una sobrina de la Jesusa que era del barrio de toda la
vida.
La muchacha muy trabajadora,
se había encontrado el primer pastel del portal uno, entró a trabajar a las siete de la mañana y
vio las puertas abiertas y ningún
trasiego de gente, cosa que le extrañó.
Llamó a los timbres, poco después a la policía, y ya estaba el
circo montado. Varias semanas después le paso lo mismo a uno de sus compañeros
en el segundo portal.
Joaquina había ido con la
Jesusa a visitar a la muchacha y llevarle unas rosquillas para que se le pasara
el disgusto, y de paso echó un vistazo.
Entre rosquilla y rosquilla
Joaquina averiguó que nadie había estado mirando los aires acondicionados ni
los conductos del aire. Lo único fuera de lo normal sucedió un par de semanas
antes: había fallado el sistema eléctrico, siendo vacaciones el muchacho de mantenimiento
no estaba y habían mandado a otro.
Entre el pulpo, los
mejillones y el albariño, siguieron hablando. Ellas le contaron lo que la
señora Joaquina había descubierto por medio de la Nico y lo que se movía por
los cibermundos sobre el tema.
A todos se les fue poniendo
cara de siesta, y quedaron en establecer una rigurosa vigilancia sobre el
edificio sin dejar de mirar otros canales.
Pasaron un par de semanas
sin barco a la vista ni piratas. No hubo noticias de ningún robo ni asalto. Un domingo por la mañana subieron Estela y Jacobo a regar el huerto y se
encontraron un hombre vestido con mono merodeando a los dos gigantes.
Lo saludaron y le
preguntaron que hacia allí, él les contó que era quien se ocupaba del
mantenimiento de los dos Titanes, les faltó tiempo para pedirle explicaciones,
ya que era el grifos y otro colega quienes lo llevaban y de haber habido algún
cambio Joaquina lo hubiera contado.
El tipo se largó con viento
fresco, antes de que pudieran llamar a la policía, la señora Joaquina, pasado
un tiempo prudencial, salió al rellano cuando ellos bajaban: le había sacado
una foto.
Desde aquel día
establecieron un campamento junto a los dos gigantes y por las noches
utilizaron las ventajas de las nuevas tecnologías, estaban seguros que
volverían y su objetivo era meter algo más que las narices en los tanques de
agua.
Estaba septiembre a punto de
colarse sin que nada más sucediera. Una noche de luna oscura pasada la media
noche, dos ojos cautelosos se internaron en el dormitorio. Se quedaron cerca de
la cama observando, Estela se levantó y salió hacia la cocina seguida por
Balkis.
Regresó y despertó a Jacobo,
no había luz en la casa, abrieron la
puerta y salieron al rellano, no parecía haber movimiento ninguno, llamaron a
la puerta de su vecina.
Les abrió Rober aun medio
dormido haciéndolos pasar, allí también se había ido la luz y estaba segura que en toda la calle: ni las farolas estaban encendidas.
Tampoco habia teléfono ni
señal de wifi por lo que decidieron subir a la terraza y averiguar si sucedía algo por
allí.
Mientras subían las
escaleras comenzaron a notar los pies mojados y que el agua bajaba desde terraza.
Se dividieron, Rober bajó al cuarto de contadores para cortar la luz, antes de que acabaran todos alumbrados.
Se dividieron, Rober bajó al cuarto de contadores para cortar la luz, antes de que acabaran todos alumbrados.
Doña Joaquina llamó al jefe
de escalera avisándole de la falta de luz, mientras Jacobo y Estela salieron
al aire libre y se dispusieron a ver el desastre o a quien podían encontrarse.
No les dio tiempo a
reaccionar en un primer momento alguien quiso colarse entre ellos dos, para
salir hacia las escaleras, pudieron contenerlo durante unos segundos, el agua
seguía corriendo. Estela se subió sobre los hombros de Jacobo y agachando la
cabeza se dispusieron a bajar. La oscuridad, los pasos en las escaleras, la
adrenalina y el agua que mojaba los pies.
No llegaron a pisar el
tercer piso, el que huía resbaló y acabó rodando el último tramo de escaleras
que unía el tercero con la terraza.
Abajo lo esperaba una
comitiva de bienvenida, varios haces de luz que lo deslumbraron, unas bonitas
esposas para sus muñecas y un paseo hasta el hospital, con escolta policial todo gratuito.
El gallo cantó y cayó todo
el gallinero, al parecer los tanques de agua eran un posible modus operandi
para un futuro robo. Lo que no tenían muy claro en el bloque era qué iban a
llevarse, ya que no había cosas de tanto valor como en otros lugares.
Al parecer los objetos de
valor eran una tapadera, Joaquina les contó que había estado investigando los
robos y los lugares, y llegado a la
conclusión que lo que robaban era información que les era de mucho más valor
para preparar golpes a gran escala.
Mientras comían una paella
que Doña Joaquina había hecho por ser domingo y fin de agosto les dijo a título
privado que estaba segura de que lo que
buscaban era la información que ella poseía y que seguro la hubieran utilizado
para nada bueno.
Se despidió de ellos,
mientras limpiaba su mirilla panorámica, Jacobo y Estela cada vez se
sorprendían más de su vecina, entre Miss Marple y Mata Hari.
Sonó el teléfono y Doña
Joaquina contestó.
. El conejo sigue en la
madriguera.
Fuente Imagen Wikipedia, Wikimedia commons, user and autor: Rastrojo.
http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Madriguera_(MAG).JPG?uselang=es
Si quieres leer la segunda parte, pincha aquí.
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Me encanta la señora Joaquina.
ResponderEliminar:) a mi también, gracias por tu comentario Ana buen finde.
EliminarMe encanta esa "serie" XD
ResponderEliminar:) genial ya tenemos un fan, jajajajajaja buena semana.
ResponderEliminarDos fans.
ResponderEliminaral final vamos a montar un club de fans. jajajajajaja buena semana.
ResponderEliminarOtro fan de ésto y del blog
ResponderEliminarGracias, Len.
EliminarGracias Len :)
EliminarSon mas majos...
ResponderEliminarSi y tienen un peligro, jajajaja sobre todo la señora Joaquina.
EliminarMe encanta.
ResponderEliminarMe alegro Anton buena jornada. :)
ResponderEliminarAcabo de descubrir tu blog y me encanta. Gracias por pasar por el mio.
ResponderEliminarSaludos
De nada Ambar, gracias a ti por pasarte por aquí. buen fin de semana.
EliminarLa señora Joaquina. Genial.
ResponderEliminarSin duda Andres, y que no falte. un saludo.
EliminarGenial, Leonor.
ResponderEliminarde nada Merit :)
EliminarLos misterios de Joaquina XD.
ResponderEliminarMismamente :) al final va tener club de fans y todo.
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