Hoy hacen 75 años que Antonio Machado murió en un
modesto hotelito de Colliure. Por todo el país se escucharán sus poemas,
hablarán sobre su vida los pocos que le
conocieron que aún viven.
Había llegado a aquel pequeño pueblo costero francés
el 26 de enero de 1939, con su madre anciana y con lo que llevaban encima. Estaba
cansado y enfermo, y como muchos otros condenado a un exilio que para ellos
sería de por vida.
Atrás quedaban todos los recuerdos, y toda una vida
de buenos y malos momentos. Esperándolo siempre en Soria, junto al olmo hendido
por el rayo, Leonor.
Cuentan que cuando murió le encontraron en el
bolsillo un papel con unas líneas escritas que decían:
Esos días azules
Y ese sol de la infancia…
Yo visité Baeza, el lugar más lejano a la fría Soria donde él vivió felices momentos, donde el destino lo dejó sin su media
naranja. Me senté en uno de aquellos pupitres de madera y mire hacia una
pizarra donde sus manos escribieron una y mil lecciones y me doy cuenta de que sabiendo o sin saber sentí
algo que ahora entiendo mejor.
Si miro la foto mi mirada está perdida, y acaricio la madera. Pienso
ahora en muchachos que miraban a un hombre que para ellos era un viejo, y él
los miraría como si ellos tuvieran toda una vida por delante.
Mis ojos después se posaron en aquel olmo hendido
por el rayo, seco, guardián donde reposa parte del corazón del poeta. Mudo y
seco esperando rodeado de la nueva Soria, tan lejana de donde ahora reposa el
poeta.
Paseamos por el cementerio. Allí, desde hace un siglo duerme Leonor, un lugar curioso
aunque suene extraño decirlo y escribirlo.
Discreto el lugar donde reposa, si no fuera porque
conozco la historia, quizá pasaría inadvertida la tumba y lo que dice.
A Leonor de Antonio.
Puede ser una de las historias de amor que en este
mundo ocurrieron, pasan y serán.
La vida continuó en Baeza, Segovia, Madrid, Valencia,
Barcelona… y Colliure.
Amó a Guiomar sin olvidar a Leonor. Fue un hombre
como otros y único a la vez.
Como “caminante
no hay camino”. Seguiremos el nuestro con el recuerdo de su historia, el de un
amor que aunque breve, llenó la vida de sus protagonistas de alegría y
felicidad.
Desdichado quien no sabe que es amar: no entenderá el
sentido de la vida ni alcanzara plena felicidad. Como “ se hace camino al andar”, cojo mi
mochila…
Primera Imagen: Tumba de Leonor Izquierdo, esposa de Antonio Machado en Soria.
Segunda Imagen: El olmo que dicen inspiro a Machado para su poema del "olmo hendido por el rayo".
Tercera Imagen: Armario con libros, en el aula donde dio clase Machado en Baeza.
Imagenes Propias, misma licencia que el Blog.
Me ha encantado.
ResponderEliminar:) y a mi me hace feliz que sea así. un abrazote y buena semana.
ResponderEliminarRecorrimos Soria buscando muchas cosas. Una de las que encontramos en común fue la sombra de Antonio Machado. Otra, un pedazo de piedra como para descalabrar al más pintado que de ser roca se hizo viajera y tragó mil kilómetros o más en una mochila, ahora la estoy viendo mientras escribo (eh, sólo es un ñorlo, no un latrocinio arqueológico, conste). Soria rebosa magia antigua. Le has hecho honor hoy escribiendo.
ResponderEliminarFue un bonito viaje en el que descubrimos muchas cosas y dejamos otras para el próximo viaje, yo también veo la piedra. jajajajajaja. Gracias por el comentario y por ser mi compañero de viaje favorito.
EliminarSoria es una delicia de ciudad. Se le pueden hacer dos recorridos, el de Machado (Instituto donde dio clases, cementerio, allí al lado, una placa recuerda "a un olmo seco hendido por el rayo y en su mitad podrido...") etc. que es lo que toca ahora. Otro dia tocará seguir las huellas de Gustavo Adolfo Becquer (Monte de las Animas, San Polo, San Saturio).
ResponderEliminarEs un sitio muy tranquilo, hicimos las dos rutas, la de Gustavo Adolfo Becquer como bien dices Ana Maria, la dejaremos para otra entrega. :) Me alegra que te traiga buenos recuerdos, espero que vuelvas y la sigas disfrutando por mucho tiempo. un abrazo enorme.
EliminarMe ha conmovido. Muy bueno, Leonor.
ResponderEliminarGracias Anton es lo que pretendia, darle un poco de color a este dia. un saludo.
ResponderEliminarPrecioso. De veras, conmueve.
ResponderEliminarTodas las historias de amor que acaban siendo contadas tienen algo especial y esta es cierto que conmueve. En mi memoria tengo el recuerdo de algunas en las que hay quien sigue esperando a su amante por siempre, en esta vida o en la otra, creo que eso nos impresiona. Un abrazo Ana y buena semana.
ResponderEliminarMe gusta mucho ese punto agridulce que le das, Leonor.
ResponderEliminarGracias Alodia la vida creo que es un poquito así, momentos dulces y momentos mas agridulce. buen finde.
ResponderEliminarQue mala suerte tuvo en todo el pobre hombre. Muy sentido el escrito, Leonor.
ResponderEliminarCuriosamente Lucas a veces lo que mas se recuerda son las historias tristes, quizá por que nos sentimos identificados con sus personajes o ya que en nuestras vidas hay un poco de esa tristeza y melancolía literaria. Este donde este seguro que escucha lo bien que se habla de el y sobre todo lo que perdurara su obra. Buenas madrugadas.
EliminarBuenísimo.
ResponderEliminargracias Andres :)
ResponderEliminarMe encantan las otos. Y el texto.
ResponderEliminarGracias Ari hacen un buen dúo las fotos y lo escrito se complementan y le dan mas fuerza. un saludo.
ResponderEliminarGran escritora: con las cartas de la noñería haces magia. Tienes un don para esto.
ResponderEliminarGracias Sota se hace lo que se puede. un saludo y de nuevo gracias.
EliminarConmovedor.
ResponderEliminargracias Juan la vida tiene muchas caras y sensaciones la de conmoverse nos dice que somos humanos y que todavía hay cosas que nos tocan el corazóncito. un saludo.
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