La puerta de la justicia.




Subías sin hacer ruido, las huellas mudas tras de ti borrándose  a cada paso entre barro de invierno. Ibas aterida, con las manos en los bolsillos y la bufanda no recuerdo de qué color, el que estuviera de moda hace tantos años. Todo niebla gris y vaho en la boca, avanzar para ver asomarse bosques barbados, muros y piedras cambiantes, irreales, sonoras porque todo era agua montaña abajo, ecos y silencios oblicuos. Te paraste entonces, y una voz que tampoco ya recuerdo, la tuya, dijo que era obsceno pensar en el día en el que todo seguiría allí, árboles, aguas, muros, belleza, niebla…y tú no estarías para verlo.

Te eché el brazo sobre los hombros, y juntos cruzamos la Puerta de la Justicia. Tenías los ojos húmedos. No dije nada. 




Imagen propia, bajo la misma licencia que el blog.






Comentarios

  1. Somos cipselas movidas por el viento y calentadas por el sol. Hermosa historia.

    ResponderEliminar
  2. La fugacidad es la esencia de la magia. Gracias.

    ResponderEliminar
  3. Qué preciosidad. El paso del tiempo, nuestro propio paso, y desde luego, nuestro propio tiempo. El sentido de la marcha, el miedo a dejar de existir, el no apreciar lo que tenemos delante, o quizás, solo sentir... Complejo y magnífico. Y a la vez, sumamente sencillo.
    Me ha encantado.
    Besos chicos :D

    ResponderEliminar
  4. Nada perdura, nada se mantiene, todo se sucede y pasa. Queda imborrables los momentos, esos íntimos en que tan solo participó ella y yo o él y yo. El yo se mantiene hasta que deja de ser.

    Besos, Ricardo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Posiblemente lo primero que se pierde es el recuerdo de las voces, de una voz individual que desaparece. De ahí a que todo desaparezca excepto lo esencial ya va quedando menos. Pero me temo que la metafísica también ha de disimularse en un relato breve. Buena semana, Ricardo. Y muchas gracias por tus antiguas palabras.

      Eliminar
  5. Disculpa la tardanza en responderte, Margarita. Posiblemente la sencillez (o la ficción elaborada de lo sencillo) sea una de las cosas más difíciles a la hora de escribir. Da para pensarlo. Muy agradecido por tus cálidas palabras. Muy buena semana.

    ResponderEliminar
  6. Hay momentos que quedan impregnados en el alma,
    como en este relato tuyo que conmueve, Guille.

    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Un tema universal y (qué curioso), eterno: la fugacidad de la vida, y el talante con que se toman las únicas cartas repartidas. Muy amable por leer y comentar, Myriam. Gracias.

      Eliminar

Publicar un comentario