Blanca en la penumbra,
silenciosa, vigilando con su único ojo de buey, medio llena, con la ropa
interior de dos días, un par de sabanas, el mantel de las celebraciones. Son
las cinco y la ponen en marcha, comienza la sinfonía, movimientos, rítmicos,
sin prelavado y con agua fría, será por que es verano. El agua entra, el agua
sale, y todavía queda el centrifugado. Una hora de programa corto. Lo curioso
es que hoy no la miran desde el salón, hoy la pareja se monta sobre ella.
Risas, bromas, empujones y jadeos, cabalgando y nadie se queda sin montura. Al
ritmo, al trote, al galope.
Al día siguiente el
técnico en cuclillas mira dentro de la lavadora. La pobrecilla tiene unos
cuantos años, no saben que ha podido pasar, quizá ponen lavadoras demasiado llenas. Cuando se va la
deja arreglada, se cierra la puerta, han dejado la ropa de ayer sin tender
Imagen propia bajo la misma licencia que el Blog.
Estupenda entrada, me ha recordado algo pero no lo voy a contar, me lo quedo.
ResponderEliminarGenialmente trasmitido , llano y real como la vida misma.
Saludos, Ricardo.
Gracias Ricardo, una de las cosas buenas de leer es que nos recuerdan momentos de la vida, nos hacen imaginar también y sobre todo disfrutar. Un saludo y un placer verte por aquí.
Eliminar¡Qué bueno! Pues fíjate que aunque el técnico haya tenido que venir, creo que ha merecido la pena. Hay averías y averías, y lo cierto es que algunas averías tampoco son tan graves ¿verdad?
ResponderEliminar¡Besos! :D
Verdad verdadera Margarita. Un abrazo enorme y un placer leerte. :)
EliminarAunque suele decirse que todo está escrito y nada hay nuevo bajo el sol, sonreímos con historias conocidas. Las hacemos un poquito distintas, algo más cómicas . Mucho más nuestras. Gracias por el toque de originalidad clásica, Ainhoa.
ResponderEliminarA ti por tus palabras. La vida es fuente de inspiración hasta en la rutina más diaria puede encontrarse una historia Única.
EliminarLa pobre no podía aguantar muchos más trotes...ni galopes.
ResponderEliminarUn saludo
Va ser eso que tenia muchas cabalgadas a sus espaldas. Un abrazo y buena semana Carmen.
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