El caballo blanco del Apocalipsis



Una noticia de sexta fila, en el periódico local. Hay un muerto, hay tema y hay morbo. Si no, ni se hubieran molestado. 

Un tal fulano, sólo nombre de pila, 56 años. Ni tan siquiera ese suspiro por aquello de qué joven era. Más tieso que una mojama aparece en mi barrio, tirado en la calle. Bueno, dada la ceguera y sordera usuales...normal. Ajuste de cuentas, que es lo mismo que decir "muerte por fallo multisistémico", que equivale a decir "ni lo sabemos ni importa".

Pues no. Saltan todas las alarmas. Porque fulano, 56 años, vecino del barrio y más tieso que un bacalao, ha muerto con una jeringuilla pinchada en el brazo. Sigue sin importar un carallo, hasta que el periodista de turno, al que le ha tocado el marrón de noticia de mala página, se inspira. Una de dos: o tiene ya una edad y sigue en un puesto de mierda, o es un pollito/a que al menos sabe lo que es una hemeroteca.

Sea el pringado o el pollo, da en la idea buena: primero, evocar los años 80, cuando (dicen, y lo creo: yo no vivía en esta ciudad) los muertos por caballo eran más que los de su  colega el Jinete de la Peste. Cuando aquellas canciones de esas que odias pero recuerdas, 'aflamencadas', hablando de lo mismo. Hoy se habla de la guapa movida Madrid 80, esa sí la viví. Nunca de las traseras, lo que no salía en prensa. Todavía sobreviven algunos. En mi barrio. De los que a las 13.00 van a Metadona. Cadáveres vivientes, olvidaos de las pelis, zombies de veras. No muerden.

Y el periodista afina. La marea está cambiando. Las mafias, también. Aquí se planta y se cosecha más marihuana de la que podría caber en los Jardines Colgantes de Babilonia. Pero eso deja fuera a los magrebíes y sus famosas bellotas de 'costo'. Hay que recuperar el mercado. Según la autopsia forense, el tieso como carámbano lo fue por excesiva pureza de lo que se metió en vena. Así se empieza, como con la moneda en los viejos tiempos: confías en una moneda de oro, que va siendo recortada (cortada, en este caso), y perdiendo valor a la vez que todos la codician. No soy de quienes se asustan fácilmente, porque he visto casi un poco de todo. Pero volver a la guerra entre mafias blandas de maría y duras de caballo no me tranquiliza mucho. Ambos tienen ganas, dinero que perder o ganar, y armas. Y yo vivo en medio.


Al final lo conseguirán, entre la eterna dejadez (por no sospechar cosas peores) de unos y otros. La paz de los cementerios. Y entonces meterán la mákina de la bola tras engañar a quienes queden, y tendrán el solar más enorme de la zona norte de una ciudad. Arbolado incluído. Lo verán quienes, como siempre atrapados y desvalidos, se queden.




Imágenes propias,bajo la misma licencia que el blog.

Comentarios

  1. Una realidad de un futuro muy lejano que seguramente veremos. Gracias por compartir tus pensamientos. un abrazo Guille.

    ResponderEliminar
  2. Gracias a ti por comentarlo. Y por leerlo.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario