Sonaba el teléfono, todo estaba a oscuras, y la noche era
silencio. Tenía que haber sido una pesadilla. Fuera la nieve caía mansamente
y cuando se acostaron no tenían luz.
Estaba solo en la cama, se levanto y se puso las zapatillas. Volvió a escuchar
el teléfono en su mente, lo habían desconectado ya que también se habían
quedado sin señal. La linterna le
mostraba que todo estaba en orden. Nadie había salido de la casa, pero ella no
estaba.
Se preguntó si realmente la casa existía aún. Tal
vez la hubieran vendido. Era su laberinto, donde los tres se buscaban sin
perder la esperanza de encontrarse. Un día, o una noche, lo conseguirían. Los
muertos siempre tienen tiempo.
Texto: Leonor y Thorongil.
Imagen propia bajo la misma licencia que el Blog.
Un relato inquietante que no deja indiferente y que rebosa emotividad hasta en el titulo. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarBesos
Gracias Ambar, es algo breve y escrito con poco tiempo, a veces hasta salen historias que gustan y dan que pensar. Abrazos para ti y buena semana.
EliminarMuchas gracias, Ámbar.
EliminarUn aire de Cortázar. Y un misterio y un drama en veinte lineas. Un abrazo, siniestros.
ResponderEliminarLa noche de difuntos ya paso Gabriel, pero como nos gusta escribir de todo un poco, aqui esta el resultado. Gracias por el comentario. Un par de abrazos para ti.
Eliminar¿Siniestros? XDD
EliminarDa un poco de...¿asombro?
ResponderEliminarcreo que sugiere muchas cosas y hace sentir otras tantas, depende la persona y el dia.... esto como el buen comer hay donde elegir. un saludo.
EliminarSupongo que no se espera, Juan Marcos. El tema del protagonista (o los, en este caso) muerto es muy viejo, y es posible que eso mismo lo haga atemporal. Gracias por tu comentario.
ResponderEliminarSi no es en esta vida, será en la otra.. Corto pero penetrante. Enhorabuena.
ResponderEliminarGracias vamos haciendo ambiente para los días que vienen. Un abrazo.
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