Zapatones.




Yo no seguí sus  caminos y él tampoco los míos, no coincidimos nunca más allá de imágenes en televisión, en internet en alguna búsqueda que no tenía nada que ver.

Como parte de aventuras, que son historias de otros, quizá en algún sueño me mostró parte de ese camino por el que me había perdido.

Hace unos días nos dejó y como decía un periódico, ahora esta con Santiago brindando y mirándonos seguramente habiendo encontrado todo lo que buscó en esta vida.

Un día decidió formar parte del camino, de ese que lleva siglos en el mismo sitio, que nada pide y sí exige, que premia y castiga y sobre todo que nutre a quien quiere quedarse y ayudar aquellos que están perdidos.

No tuvo una vida fácil, sin entrar en detalles, ya que es una persona como cada uno de nosotros y si alguien quiere saber más en la red encontrara con que saciar la curiosidad, sobre datos más allá de los que aquí contemos.

Me hubiera gustado haber tenido tiempo para encontrármelo en algún tramo del camino pero seguramente hubiéramos coincidido en la Plaza del Obradoiro o en las rúas como buen guía de tabernas y tascas para que el peregrino quitara su sed y su hambre.

Ya no será posible a no ser en sueños, o quizá en alguna ocasión regrese por intercesión de Santiago para ayudar a los que tanto caminan para abrazarlo, buscándose a sí mismos.

Ainhoa. 


     Muy visible y muy esquivo. Madrugador como los autocares repletos de turistas que llenaban de monedas su cuenco a cambio de fotografía y sonrisas. Luego las sombras iban acortándose, y con suerte el sol de agosto caía a plomo sobre el Obradoiro. Me parecía mucho más real entonces, de sombra en sombra, con el sonido del bordón y otras compañías. Entonces hablaba y sonreía de otra manera.

     Si he de elegir alguna, me quedo con la imagen de un día de lluvia, con la esclavina marrón goteándole y un par de mochileros treintones por compañía. Se hicieron religiosamente la ruta de las rúas de tasca en tasca, y yo que iba detrás me la hice también. Me gustaba su sonrisa, una sonrisa introvertida y simpática. Y el personaje hecho de matices ambiguos: un poco picaresco, algo zumbón, de palabras lentas, mirada afilada y humanidad a raudales. Me hubiera gustado saber de qué charlaron, aunque ya no lo sepa nunca. Sé que lo echaré de menos.

                                                                         (Guille)

Imagen de wikipedia, wikimedia commons. Autor Harrieta171.

https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Saint_Jean_Pied_de_Port_Coquille.jpg?uselang=es

Comentarios

  1. Hace unos años coincidí con él en FITUR, yo en mi stand y él justo enfrente, en el de las Rías Baixas. Era muy simpático, hablaba con todo el mundo y se dejaba hacer fotografías con todo el mundo. Un personaje singular, la verdad. La plaza del Obradoiro no será igual sin él.
    Un saludo

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    1. Cosas de la vida o casualidades, tienes razón la plaza y las tascas ya no serán lo mismo sin el, que tengas una buena jornada. un abrazo.

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    1. las noticias acaban por llegar antes o después, gracias por tus palabras Antón.

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  3. Un personaje bastante singular y que vivió, probablemente, como quiso. Eso es algo que no todo el mundo consigue.
    Besos

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    1. Cierto Ambar no todo el mundo vive como quiere y es recordado con cariño y por las cosas buenas que hizo. Ojala hubiera mas gente asi. un abrazo y buena semana.

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    1. por ahí arriba decían que vivió como quiso, me gusta quedarme con eso. saludos Len.

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