Moros en la costa ( III)





A las nueve Joaquina ya esperaba a su sobrino en la puerta del edificio. Le resumió la historia por lo bajini mientras iban a comprar churros, a la vuelta le dio media docena al Rober y le recordó que tuviera los ojos abiertos, las orejas bien limpias y la boca cerradita.

Subió hasta el piso y llamó a la puerta. Justa le abrió y le tendió los churros, desayunaron y Joaquina alentó a Jacobo y a Estela para que se llevaran a Tardóniz a dar una vuelta y de paso preguntaran por Pilar en los lugares que frecuentaba. Mientras, ella se ofreció a ayudar a la asistenta a limpiar la casa.
En media hora estaban las dos solas y pudieron hablar a sus anchas, dejaron la casa limpia en un plis y para entonces ya se habían intercambiado un par de recetas, dos trucos para las manchas de grasa y habían cortado un par de mangas y puesto verde a medio bloque.

Justa había estado en casa de los padres de Pilar desde que ella era  muy pequeña y ahora que le faltaban un par de años para retirarse limpiaba la casa de su niña y la de Eusebio por tenerlo controlado y para él era un favor que Doña Justa le hacía, por los años que había estado con ellos mientras estuvieron casados.
Pasaron por la casa de Pilar y allí Joaquina de primera mano pudo hacerse una idea de cómo era la desaparecida a grandes rasgos.

 Jacobo y Estela subieron  en el coche con Tardóniz y fueron hacia las afueras, en el camino no paraba de hablar  de su historia.

Se habían conocido en la universidad, ella fue la primera  de su familia en asistir a una pública, los dos estudiaron bellas artes y cuando acabaron se marcharon a viajar por la ruta 66 y  durante un par de años vagaron  por todo el mundo, fue su aventura y lo que los unió.

A la vuelta decidieron irse a vivir juntos. El padre de Tardóniz tenía una empresa de artes gráficas y allí comenzaron a trabajar ambos, ella de relaciones públicas y marketing que se dice ahora. El empezó desde abajo.
 
Los padres de Pilar habían hecho lo imposible para que no estuvieran juntos, le prometieron una galería propia, un montón de promesas que ella no necesitaba. Habían amenazado a Tardóniz con boicotear la empresa de su padre. Todo fue inútil, por lo menos durante muchos años.

Aparcaron y bajaron del coche, estaban en un pueblo pequeño, caminaron hacia una casa de piedra de dos alturas, sobria, en cuya entrada había un cartel: Namaste, galería de arte y lugar de encuentro alternativo.

Tardóniz abrió la puerta, y entraron en un patio pequeño, por su diseño parecía un Jardín Zen, el agua era un murmullo y la poca gente que había caminaba en soledad y en silencio.
Eusebio esperó hasta que un hombre vestido con ropas blancas se acercó, hablaron en voz baja, poco después se volvió y pidió a la pareja que los siguiera.

Subieron las escaleras hasta llegar al segundo piso, el lugar era diáfano, caminó hacia el fondo y entró en un espacio que estaba separado por un biombo de bambú.

Regresó con una agenda y volvieron al coche, durante toda la mañana visitaron un par de galerías, dos centros de terapias alternativas, y una larga lista de sitios que a Tardóniz parecían no gustarle demasiado.

Lo que pudieron sacar en claro es que Pilar tenía además de su negocio un nuevo trabajo, se citaron con Eva, su socia, por si podía decirles algo más.

Eva les corroboró que Pilar hacia un par de meses que había comenzado a  trabajar para un particular como relaciones publicas y anfitriona de fiestas. La lástima es que no sabía el nombre de la galería ni donde estaba, posiblemente quien le había ofrecido el trabajo tenía que ser alguno de los clientes de su negocio.

Se despidieron hasta la hora de la cena. Tardóniz tenía que pasar por la empresa, y Jacobo y Estela fueron en busca de Doña Joaquina.

Entraron al portal y olía a plato de cuchara, cuando llamaron a la puerta, se dieron cuenta que el olor salía de la casa de su vecina, El Rober estaba haciendo de cocinillas
.
Cambiaron impresiones y Joaquina les contó lo que le había dicho doña Justa y qué había visto en  casa de Pilar. En conjunto Pilar y Tardóniz tenían ascuas todavía donde hubo fuego y Pilar cansada de intentar llamar la atención de su ex posiblemente había iniciado otros caminos tanto en el terreno personal como laboral. Algo había salido mal y ahora estaba en algún lugar retenida o estaba escondida escapando de alguien.

Los siguientes días fueron días de trabajo. Jacobo y Tardóniz investigaron en el registro mercantil y en prensa e internet algo que pudiera servirles de punto de partida.
Estela y Joaquina además de aprovechar los placeres de Namaste junto a Eva buscaron entre los clientes quien podría ser quien la contrató.

De vuelta a  casa  Tardóniz miro el buzón. Solo había una carta sin remite, la abrió y sacó una pequeña tarjeta que le era familiar. Por detrás, nada.

Se quedó mirando la tarjeta, y sin perder tiempo subió a su casa como alma que lleva el diablo y se puso a buscar entre sus papeles del trabajo.

Llamó a la empresa y estuvo hablando durante un rato, Jacobo se sentó y esperó.

Ya tenían hilo de dónde tirar, esa tarjeta había salido de su imprenta, se la había encargado una amistad de Pilar que pidió un descuento por ser amigo de la casa.
Tenían un nombre y una cuenta de un banco andorrano, se sentaron y se tomaron una cerveza, Jacobo se estaba viendo la película, todavía no llegaban enteros al año que venía.

Llegaron Estela y Joaquina con el mismo nombre, a Eva no se lo había contado, pero a Justa si y en su agenda habían encontrado la misma tarjeta y fechas de trabajo y citas con su jefe muy a menudo.

Joaquina se fue para casa y Estela y Jacobo se quedaron con Tardóniz.

    -¿Hay algún sitio donde lo pasarais bien, vuestro lugar donde escaparos? – le pregunto Estela.

    - Sí, hay un pequeño hostal al que solíamos ir, perdido de la mano de dios, ahora creo que es una casa rural….

    - Puede que esté allí… es una posibilidad.

Llamaron a Joaquina,  pasaron por casa, y emprendieron camino hacia la aventura. Joaquina llamó a su sobrino avisándole de a dónde se dirigían.

La casa estaba a oscuras y cerrada, Tardóniz no les dio tiempo a reaccionar: llamó a la puerta y salió un maromo spray en mano dejando en el suelo al pobre desgraciado.
Jacobo embistió mientras Estela fue hacia la chimenea y Joaquina se había hecho con el spray, el atacante gritaba que le habían roto el puño.

Joaquina lo amenazó con el spray, pidiéndole el paradero de Pilar, mientras éste se quejaba de que lo habían atacado en plena noche.

Todos le tenían ganas, al final Jacobo se acercó y lo zarandeó hasta que Rober entró con dos colegas y se llevaron al menda.

Pilar estaba encerrada en el piso superior, en una de las habitaciones, cuando abrieron la puerta estuvo a punto de dejarle el otro ojo morado a Tardoniz, se había escondido detrás  con una pala de horno que estaba en la pared como decoración.

Manolo el dueño de la casa rural, salió bailando el Ave María de Bisbal, cuando lo sacaron de la bodega, por lo menos alguien cantaba….

Estela se llevó a Jacobo y a Tardóniz a urgencias. Después de las visitas al cuartel y demás menesteres, se relajaron en la casa rural.

Pilar todavía un poco abochornada les contó lo que había ocurrido que era más o menos lo que ellos se habían imaginado.

El caballero en cuestión se había hecho ver varias veces en el Namaste, se había interesado en los cursos que impartían, había entablado amistad con ella, muy discretamente y de manera inteligente.

Como un dulce no amarga a nadie, Pilar disfrutó con la amistad y con sus atenciones, y poco a poco él le fue hablando de sus negocios,  de sus fiestas y recepciones.

Necesitaba a alguien de su cultura, de su conocimiento,  artista como ella para que fuera relaciones públicas y anfitriona de varias fiestas que pensaba dar.

Le dio tres semanas para que se lo pensara, el salía del país por asuntos de negocios y esperaba su respuesta a su vuelta.

Le dio el sí, y se divirtió en aquellas fiestas clandestinas, se hacían un par de ellas al mes, en lugares de lo más dispares y remotos.

Recibía las instrucciones dos  días antes, visitaba el lugar con tiempo y se familiarizaba con él, y con todo lo que tuviera que ver con  la organización. Siempre encontraba su indumentaria,  un ramo de rosas y todo lo necesario  para su papel de anfitriona. Desde el comienzo Ángela había sido su asistente y nada se escapaba a su control.

Los invitados traían la famosa tarjeta que habían creado en la empresa de Tardóniz, solían ser parejas la mayoría y en minoría hombres y mujeres en solitario.

Ella los recibía y mostraba la colección que adornaba la recepción, daba conversación y ocupaba de que no faltara nada en ningún momento.

Había camareros que distribuían bebidas y comida y auxiliares de sala  que amenizaban las conversaciones impidiendo que la fiesta decayera.

Hacia la media noche la velada  se daba por terminada, y los invitados abandonaban el lugar.

Ángela la despedía y se ocupaba de todo lo demás. Solía retirarse satisfecha del trabajo hecho y de camino a casa, Carlos la llamaba y le preguntaba por cómo había ido la reunión .

Hacia la tercera fiesta, ya más tranquila, comenzó a ver cosas que hasta entonces no había percibido. Había conseguido que Carlos expusiera alguno de sus cuadros y estaba entusiasmada.

En su charla intento conocer a la gente por si surgía alguna oportunidad. Pero se fue dando cuenta del trasiego de alguna de las personas hacia el baño, más de lo normal, y las conversaciones que en principio eran superficiales se volvían demasiado erráticas y extrañas.

Ángela la llamaba pidiendo su presencia en conversaciones y grupos diferentes por lo que no le daba tiempo a ver nada más.

Hasta que una de las noches una de las parejas que parecían estar fuera de lugar ya cuando la fiesta tocaba a su fin le preguntaron si ella no los acompañaría a la siguiente velada.

Una de las auxiliares los entretuvo y ella miró a Ángela que se acercó, quitó hierro al asunto, siempre hay alguien del vulgo que no sabe de qué habla.

Desde entonces comenzó a no sentirse demasiado a gusto, a ver más cosas que no le gustaron. Dinero de mano en mano, mucho flirteo y confianza entre gente que aparentemente no se conocía.

En la cuarta reunión una pareja mostro interés por uno de sus cuadros, algo que  le lleno de satisfacción, hasta pensaban hacerle un encargo más personal. Un retrato más naturista de ambos dos como sus madres los trajeron al mundo y si ella quería unirse, sería bienvenida, había sitio para todos.

Bromeó diciendo que ella solo podía estar en un sitio en cada ocasión, y prefería pintar. Por primera vez se ausentó y  encendió un cigarro, había dejado de fumar cuando lo dejó con Tardóniz, pero pensó que nunca era tarde para volver.

Cuando acabó la fiesta no sentía curiosidad por la velada posterior, solo quería llegar a casa y olvidarse de todo aquello. Carlos la llamo pero habló muy poco con él.

Los días siguientes lo evitó todo lo que le fue posible, hasta que coincidieron en un restaurante y no pudo negarse a comer con él.  Debió enterarse de lo ocurrido, ya que durante toda la comida no hizo más que disculparse.

     -No voy a seguir siendo tu anfitriona,  deberías buscarte otra persona, Ángela seguro que sería la idónea para el trabajo – le espetó.
      -No puedes dejarme en la estacada, el puente de la constitución y nochevieja… además Ángela no te llega a la suela de zapato….

 Abandonó el restaurante y ya estaba pensando en cómo desaparecer por una temporada. Carlos podía ser muy persuasivo y no  aceptaría un no por respuesta





 Fuente de la imagen Propia, bajo la misma licencia que el Blog.


Si quieres leer la cuarta parte, pincha aquí.

































Comentarios

  1. El relato, además de presentar la historia de los personajes, sigue adentrándose en una acción en la que el lector se deja guiar por la pluma que la desgrana. Seguirá la narración, ¿no?
    Un saludo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Carmen después de tu elocuente comentario has sembrado la duda :) tendremos que pensarlo y ver que mas puede pasar. un abrazo.

      Eliminar
  2. Respuestas
    1. gracias Sota :) eso es lo que queriamos que la gente lo quiera leer y dsfrute. :)

      Eliminar
  3. Me gusta muchisimo. Lo paso genial. Gracias.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. gracias a ti por leernos Presentación y tus comentarios.

      Eliminar
  4. Respuestas
    1. Pues a este paso va ser un club de fans multitudinario, un saludo Juan Marcos.

      Eliminar
  5. Respuestas
    1. ¿Como lo que poníamos de adolescentes en la habitación?

      Eliminar
  6. Fan de poster no:quiero un autógrafo jajjajjajaaj.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. al final vais a querer la serie y la peli también. jajajaajajajaja. buen finde Pedro.

      Eliminar

Publicar un comentario