El árbol de la vida




Ya está durmiendo, seco, sin hojas y preparado para nuestro último viaje en esta tierra. Hace algún tiempo lo adiviné, cuando sus hojas comenzaron a caerse y mi señora se quejaba de que tenía frío.

Ella está sobre su lecho, ahora ya descansa y pronto todos emprenderemos camino hacia la tierra de nuestros ancestros. Algunas de las cintas ya no están en las desnudas ramas del dormido árbol. Algunas se marcharon antes para preparar nuestra llegada.

He tenido una vida larga, mis cabellos se han teñido del color de la luna, nunca he padecido ni hambre, ni sed, siempre he tenido ropa con la que vestir mi cuerpo.

Nací el mismo día y a la misma hora que mi señora, hecho que nos unía para fortuna de ambas, me crié como ella en la casa de su madre y recibí los mismos cuidados y enseñanzas.

Sus deseos eran los míos y sus problemas teñían mis noches de sueño. Cuando dejamos nuestros juguetes y cortaron nuestro cabello me dieron mi cinta carmesí para que eligiera si quería seguir el destino de mi señora y unir el mío al suyo, o ser libre de seguir otro camino.

Anudé la cinta a una de las ramas más altas, fuerte, para que ni el viento ni la lluvia ni el sol la soltaran ni la lastimaran. De eso hace más de cuatro veces diez.

Ahora todos comeremos y beberemos con ella antes de emprender nuestro viaje, brindaremos por lo que nos espera en la tierra de los que ya cruzaron el rio.
Dejamos la casa de su madre para ocupar la suya propia, entonces la vida cambio. Éramos dueñas de nuestro  destino y nadie nos decía cuando acostarnos. Había otras como yo que la acompañaban. Los dioses lo habían querido: compartiríamos su vida y su tránsito.

Nos reuníamos a la sombra de su árbol para festejar la vida  la juventud, la plenitud y  la alegría. Allí encontró su don y aquello a  lo que dedicaría su vida.

Tejía el futuro con hilos de colores, escenas que se grababan en la retina de los que venían a buscar respuestas. Venían, hombres, mujeres, jóvenes, mayores, de muchos lugares y algunos días nos acostábamos llegada la mañana cuando el último consultante nos dejaba.

Los viajeros eran bienvenidos en nuestra casa, sobre todo aquellos que provenían de tierras lejanas y nos contaban bellas historias de lugares tan lejanos como mágicos,   que llenaban de sueños nuestras noches y de deleite nuestras mentes.

En ocasiones mi señora sorprendía a sus huéspedes con detalles de sus patrias y con la certeza de contarles qué habían hecho en ocasiones. Ella nunca revelaba la fuente de su información, que era ella misma.

No necesitaba sus pies, ni monturas, ni barcos para viajar a tierras más allá de los mares. Se sentaba a la sombra de su amigo el árbol y entonces dejaba su cuerpo, y su mente viajaba lejos para regresar tiempo después.

Era una buena anfitriona y nuestro hogar nunca estaba vacío, con el tiempo la casa se llenó de nuevas vidas, masas tan variadas pero cocidas en el mismo horno.

Ayer pidió recostarse bajo el árbol, todos sabíamos que sería su último viaje, se despidió de cada uno, y con una sonrisa en los labios dijo adiós a su compañero de vida que también dejo caer sus últimas hojas antes de quedarse dormido.

Hemos tenido una vida plena y ahora es tiempo de partir. Al igual que ella se despidió de mi con una sonrisa en los labios, emprendo el mismo camino a lugares lejanos y maravillosos donde ella me espera.

¡Brindemos!

Fuente imagen: Propia misma licencia que el Blog. 





Comentarios

  1. Nacidas ambas en el mismo instante, me temo que dueña y criada tenían un status diferente en aquella sociedad tan jerarquizada. Y aunque entre ellas se tratasen como iguales en la intimidad, de puertas afuera debían de guardar las formas. ¡Dichosos privilegios!
    Un beso

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    1. A veces me gustaría saber cual fue el momento en el que nació eso de los privilegios debió ser en el neolítico aunque me cuesta imaginarlo es algo tan enraizado en la sociedad y la lastima es que hay quienes sigue promoviéndolo. gracias por el comentario y buen fn de semana Carmen.

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    1. es un placer saber que es de tu agrado :) un abrazo y te deseo un gran Lunes.

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  3. A mí también me ha gustado. Mucho.

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  4. Un relato excelente porque no se circunscribe a nada, evoca muchas posibilidades y transforma los hechos en algo atemporal. Enhorabuena.

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    1. Agradecida por el comentario Juan Marcos, me gusta escribir sobre muchos temas, y en ocasiones como esta quedarme con la esencia atemporal. Así cada cual lo entiende como quiere. un saludo.

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    1. gracias Presentación y a nosotros nos entusiasma que os paséis por aquí y nos comentéis. un saludo.

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  6. Es bueno porque te lo crees si saber ni donde ni cuando sucede.

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  7. :) así queda espacio para imaginar donde o cuando sucedió. un saludo Ana.

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  8. Tampoco sería tan mala vida. Eso lo dicen cuando encuentran las tumbas, pero no sabemos que pensaban, ni que creian.

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    1. Ahi esta también el desafió y la magia en imaginar y plasmar como pudieron ser sus vidas. A mi me gusta hacerlo. un saludo Chelo.

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  9. Me ha encantado, aunque no se muy bien por qué...

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    1. Seguro que algún día lo averiguas y si no es así, como decía mi abuela me gusta pq me lo dicen las tripas.buen finde Sebastian.

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  10. Porque es como las buenas películas, que te metes en ellas y te las crees y te identificas.

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  11. Buena respuesta Anton a mi me pasa lo mismo con las buenas pelis, los buenos libros, los buenos juegos de ordenador y algunas cosas mas, lo bueno es que enganche de manera sana. gracias por la respuesta y arrojar un poquito de luz a las preguntas que nos vamos haciendo todos por aquí. buen Domingo.

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  12. Es verdad, hace que te sientas identificada. Con una vida que tenía sentido, aunque hoy nos parezca extraña, ella es muy feliz. Incluso ante la muerte.

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  13. Ha quedado bien, aunque al principio se me resistió un poco, parecía se había quedado enredado entre mis pensamientos y no quería salir. un saludo.

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