Si decías –o te decían- ‘vamos al oeste’ en los
Estados Unidos del siglo XIX, el tono era festivo. La carreta, la caravana, el
guía, la mula…la buena suerte que siempre se espera, aunque luego puedan pintar
bastos. Un viaje muy largo, lugares que tal vez nadie había visto todavía. Un
mundo sin caminos, con árboles que jamás conocieron el hacha. Y, al final del
esfuerzo colectivo, la aventura y las miserias, el brillo afilado de una
promesa. Tierra propia. Empezar en su significado más conmovedor. Sin órdenes,
sin dueños, sin recuerdos. Como una vez debió comenzar el mundo.
Pero si oías la misma frase en Londres, ya no tenía
nada de festivo. ‘Vete al oeste’ o, para ser más concretos, ‘date un paseo
hasta Tyburn’ significaba ‘que te ahorquen’. Justamente allí, al oeste. En el
árbol de Tyburn.
Todo el mundo lo ha oído alguna vez, en especial en
las películas de piratas. Que te cuelguen en Tyburn. Era una aldea de muy pocas
casas, dependiente de la parroquia de Santa María junto al (río) Bourne. Ya
aparece registrada en el Domesday Book o Libro de Winchester, en
1086. Al extremo oeste de lo que hoy es Oxford Street, en el cruce de dos
calzadas romanas, la aldea se miraba en el Ty Bourne, un afluente del Támesis.
Por si alguien quiere visitar el lugar ahora, la mejor parada de Metro es
la de Marble Arch.
La aldea de Tyburn era tan diminuta como importante
desde tiempos muy remotos. En el cruce de los dos caminos se alzaba la Piedra
de Oswulf, un monolito o menhir prerromano con caracteres rúnicos grabados. Dedicada
a Odín, uno de cuyos títulos es “el colgado de un árbol”, resulta curioso que
en primer lugar un soto de olmos y, más tarde, el denominado ‘árbol de Tyburn’ terminaran siendo el lugar destinado a las
ejecuciones públicas en Londres. En cuanto al monolito, ocupó el mismo lugar: ahora apoyado contra Marble Arch, desde que el arco de triunfo se erigiera en su actual
emplazamiento en 1851. Desapareció en 1869. Nadie supo entonces, ni se sabe
actualmente, que fue de él.
El primer ajusticiado (en uno de los olmos junto al
riachuelo) del que existe noticia escrita fue un tal William Fitz Osbern,
apodado Barbalarga, en 1196. Acusado de líder populista en las revueltas contra
el alza de impuestos en Londres.
Ya en el siglo XVI, en el mismo lugar en el que hoy
se alza Marble Arch, se levantó el llamado ‘Árbol de Tyburn’. También denominado
‘el taburete de tres patas’, consistía en tres postes de olmo conectados entre
sí en su parte superior por un triángulo de vigas de la misma madera. La
solución no sólo era original y sólida. Permitía ahorcar a varias personas a la
vez, e incluso ahorcamientos masivos como el del 23 de junio de 1649, cuando 23
hombres y una mujer fueron colgados simultáneamente. El registro escrito hace
constar que fueron necesarias ocho carretas para transportarlos. Unas carretas
muy pequeñas, a poco que se haga la cuenta. El Árbol de Tyburn estaba situado
en el medio de la carretera. Servía a la vez como referencia del extremo más
occidental de Londres, y como aviso para los viajeros que se dirigían a la
ciudad desde el oeste. El nuevo patíbulo fue estrenado en 1571 por el doctor en
derecho y parlamentario John Story, católico que se negó a reconocer a Isabel
I. También Oliver Cromwell y su yerno Henry Ireton fueron llevados a Tyburn
(aunque muertos y desenterrados) para colgar allí sus cuerpos -excepto la cabeza de Cromwell, que acabó en otra parte- como venganza
póstuma de Carlos II por la decapitación de su padre.
Los cuerpos
de los ajusticiados eran enterrados en las inmediaciones. Más tarde, los
estudiantes de cirugía solían pagar para obtenerlos como material para autopsias
y disecciones.
La pequeña aldea de Tyburn supo sacar provecho de
las circunstancias. Las ejecuciones públicas tenían un matiz de reunión popular
y festiva. Sabemos que, de hecho, se las asimilaba a otros días festivos de
carácter religioso o cívico; los trabajadores tenían el día libre, y acudían
verdaderas multitudes. Para los habitantes de Tyburn venía a ser al mismo
tiempo un mercado, una ocasión para reunirse e intercambiar noticias, y una
fuente de ingresos que iba más allá de la venta de alimentos, bebidas y productos
frescos.
Los aldeanos construyeron plataformas de madera
desmontables, graderíos que permitían ver desde mayor altura, e incluso
sentarse. El alquiler variaba según el lugar y la altura en relación al
patíbulo, así como en función de que se estuviera de pie o sentado. Entre los
graderíos de asiento, los más caros, circulaban vendedores ambulantes de comida
preparada, bebidas, pasteles de carne y golosinas. Las trifulcas por un buen
lugar para ver podían darse, pero no eran frecuentes. Mucho menos los hurtos,
puesto que una ejecución pública conlleva siempre la presencia de oficiales
armados. Predicadores que aprovechaban para dar sermones, prostitutas acogidas
a los sotos de olmos junto al río, oficiales de justicia, trabajadores
disfrutando un día libre, público selecto si el reo lo era, curiosos, murmuradores,
niños, comadres… todos esperaban a aquel sin cuya presencia la fiesta no podía
empezar: El Señor del Feudo de Tyburn, como llamaban al verdugo. Pero algunas veces, la reunión no acababa como se había previsto. En una ocasión -es muy posible que durante la ejecución de Robert Hubert, quien confesó falsamente ser el autor del incendio de Londres y fue colgado el 28 de septiembre de 1666- la afluencia de público fue tanta que los graderíos cedieron y se derrumbaron. El suceso causó un gran número de muertos, heridos y contusionados. Nada disuadió a la población de seguir acudiendo.
El Árbol de Tyburn fue utilizado por última vez el 3
de noviembre de 1783, cuando un asaltante de caminos llamado John Austin fue
colgado. El lugar de la horca está marcado actualmente por una placa en el
suelo, en el cruce de Edgware Road con Bywater Road.
Bibliografía.
Imagen: William Hogarth. Idle 'Prentice Executed at
Tyburn, part of a series called Industry and Idleness. (1747).
Curiosa historia. Prefiero irme al oeste americano, sin duda... En España los patíbulos y lugares de ajusticiamiento solían estar en los rollos, colocados bien en el centro de la población (así la gente no se tenía que desplazar mucho para ver el espectáculo) o en los cruces de los caminos, a las afueras; vamos, lo que era Tybun con respecto a Londres.
ResponderEliminarUn saludo
Desde luego, de Rollos de Justicia aún estamos bien servidos: quedan muchos, o yo he visto muchos. Gracias por tu comentario, será cosa de poner una entrada mostrando los más significativos de estos pagos. Saludos.
EliminarExactamente, la frase del Oeste americano es..."Go west, young man and grow up with the country" Vé al Oeste, muchacho y crece con el pais. Se convirtio en el simbolo de la Conquista del Oeste, la gran epopeya americana.
ResponderEliminarMuy interesante vuestro relato sobre Tyburn. Si alguna vez vuelvo a Londres, lo buscaré.
Muchas gracias por el comentario. No hay mucho que ver donde estuvo Tyburn, pero siempre se pueden buscar los ecos o las sombras. Mejor con una pinta.
EliminarMal sitio.
ResponderEliminarLo que se dice malo, Juan: desde el origen.
ResponderEliminar